Dado que la
sintomatología depresiva, como la de la emoción, tiene aspectos físicos,
mentales y sociales, todos ellos deben ser objeto de evaluación. Además, se
trata de una afección muy variable en distintos sujetos, puesto que, en
algunos, se agudizan los síntomas físicos, o los psicológicos y en otros los
sociales.
Para hacer el
diagnóstico descartamos previamente que los síntomas no se deban a los efectos
secundarios de ingestión de sustancias o enfermedad. Tampoco se debe hacer un
diagnóstico de depresión si la alteración del estado de ánimo se debe a una
situación de duelo; en este caso, este estado se considera una reacción normal,
siempre y cuando no se dilate en exceso y, si esto no fuese así, se diagnostica
como un duelo patológico.
Otro de los
requisitos genéricos para considerar que estamos ante un trastorno clínico es
que el sujeto se sienta incapacitado para llevar a cabo su vida personal,
social o laboral. Si un sujeto se siente pesimista, pero funciona en todas sus
responsabilidades adecuadamente tampoco se puede hablar de trastorno.
Como la depresión
es una perturbación emocional, su evaluación ha de llevarse a cabo mediante la
exploración de todos los canales de expresión de la emoción: fisiológico,
introspección verbal y observación conductual.
La meta en la
evaluación de la depresión es:
1)
localizar los posibles casos de depresión
(despistaje)
2)
determinar no sólo el tipo sino la severidad de
la sintomatología de los sujetos considerados como casos depresivos
(diagnóstico)
Cuando se aborda la tarea de evaluar la depresión específicamente
es porque, en las etapas previas del proceso diagnóstico, hemos encontrado
datos que nos han orientado en esta dirección. Por tanto, el paso siguiente es
escoger cuidadosamente los instrumentos adecuados para determinar si
efectivamente estamos ante un caso de depresión y cuál es el tipo de depresión que
tenemos delante a fin de cuantificar su grado de intensidad.
Métodos de evaluación:
1)
Categorial:
mediante criterios y entrevistas
2)
Dimensional:
cuestionarios y observación mediante registros de conducta.
A partir de los datos recogidos realizamos la hipótesis de
que estamos ante un sujeto deprimido.
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
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