En los últimos 50 años se han venido desarrollando numerosas investigaciones con el fin de establecer la etiología y los procesos de desarrollo y mantenimiento del trastorno de angustia. Aunque los primeros estudios se centraron en identificar el proceso fisiológico que subyacía al pánico desde una perspectiva fundamentalmente biologicista, pronto algunos autores comenzaron a considerar este enfoque como insuficiente para explicar el problema en toda su complejidad y diversidad, produciéndose un viraje hacia modelos de carácter psicobiológico en los que los elementos de carácter psicológico, sobre todo cognitivo, empiezan a tener un peso relevante en la explicación de la respuesta del sujeto a los cambios fisiológicos y el desarrollo del trastorno de angustia.
La predisposición
biológica y psicológica incrementan la vulnerabilidad de desarrollar el miedo a
las sensaciones, especialmente aquellas asociadas con arousal autonómico.
Esta vulnerabilidad
se conceptualiza en el marco de la teoría
de la triple vulnerabilidad a la ansiedad (Suárez, Bennet, Goldstein y
Barlow, 2009). La dotación genética de un individuo constituiría la
vulnerabilidad biológica al desarrollo de la ansiedad y el afecto negativo,
pero junto a ella existe también una vulnerabilidad psicológica.
Factores de vulnerabilidad
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Genética y
temperamento
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Sensibilidad a
la ansiedad
·
Historia de
enfermedades médicas y abuso
·
Inicio de las
crisis de angustia
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Factores de mantenimiento
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·
Condicionamiento
interoceptivo
·
La
interpretación catastrófica de las sensaciones corporales
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Referencias bibliográficas
Vallejo,
M., & Comeche, M. (2012). Lecciones de terapia de conducta. España:
Dykinson S.L.
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