El entrenamiento
autoinstruccional ha demostrado ser efectivo en:
·
La reducción
de la impulsividad (Weithorn y Kagen, 1979; Brown, 1980)
·
El aumento
de la capacidad de planificación, concentración y razonamiento
(Meichenbaum, 1976)
·
La mejora
de habilidades sociales (Shure, 1981)
·
En el incremento
del rendimiento académico (Cameron y Robison, 1980, Abikof y Gittelman,
1983)
Sin embargo, algunos estudios
no han podido confirmar resultados tan positivos (Abikoff y Gittelman, 1985,
entre otros).
Sugerencias clínicas
para la implantación con éxito de este tipo de programas (Meichenbaum,
1977,1992):
1) Utilizar el entorno de juego del niño para
iniciar y modelar el autohablarse
2) Utilizar
pruebas que resulten útiles para entrenar estrategias cognitivas secuenciadas
3) Utilizar la enseñanza entre iguales para
obtener modelos cognitivos infantiles
4) Ampliar los programas al ritmo del niño y
construir un paquete de automanifestaciones (self-stamentes) que
incluya la autoverbalización de gran variedad de problemas, así como elementos
de coping y autorefuerzo
5)
Impedir
que el niño utilice las automanifestaciones de forma mecánica
6) Incluir
un terapeuta que anime al niño a responder
7) Aprender
a utilizar el entrenamiento autoinstruccional con respuestas de baja intensidad
8) Completar
el entrenamiento con la práctica de
imágenes tales como la técnica de la tortuga (Shneider y Robin, 1976)
9) Completar
el entrenamiento autoinstruccional con el entrenamiento
en correspondencia (Roger, Warren y Baer, 1976)
10) Completar
el entrenamiento autoinstruccional con procedimientos
operantes como el coste de respuesta.
Posteriormente para
superar las limitaciones de la terapia mediacional cognitiva se ha propuesto
combinarla con otros elementos como los conductuales entre los que se incluyen
(Barkley, Copeland y Sivage, 1980)
·
La autoevaluación
·
El Autorregistro
·
El entrenamiento de estrategias de exploración y
solución de problemas cognnitivos
·
Role playing
·
Autorrefuerzo
·
Autocastigo
·
Coste de respuesta
·
Time out
Características
comunes a todos estos programas de entrenamiento cognitivo conductuales tanto
en la aplicación a niños impulsivos, o a niños con dificultades en las
relaciones sociales o con problemas académicos (Meichenbaum, 1985):
1) Se
implica a los estudiantes como participantes/colaboradores
activos en su proceso de aprendizaje
2) Se
utilizan las verbalizaciones abiertas o
externalizadas como un punto de partida hacia la utilización de
verbalizaciones encubiertas o internalizadas; y las verbalizaciones más
específicas como paso hacia la utilización de otras más generales.
3) Se
exige un análisis cuidadoso de la tarea
y la identificación de la respuesta deseada a través de una serie de pasos
concretos.
4) Se
utiliza el modelamiento y la repetición
de las estrategias específicas para cada tarea elaboradas a partir de los
conocimientos y habilidades previas de los niños.
5) Predomina
la enseñanza de estrategias ejecutivas o
metacognitivas (generales)
6) Se
incluye la prevención de recaídas
(en el sentido de reacciones anticipadas al fracaso y los contratiempos) y la generalización programada.
A
pesar de que los programas de entrenamiento cognitivo-comportamentales se
siguen aplicando con éxito en el tratamiento de niños con TDAH en los últimos
años (Orjales 1991; Tomás, Jarque, Gómez y Miranda, 1998; Calerón, 2003;
Miranda, Soriano, Presentación, 2002; Miranda et al, 1999; Arco, Fernández
Martín, Hinojo, 2004; Miranda, Jarque y Rosel, 2006), se hacen necesarios
estudios no sólo centrados en determinar el peso específico de las técnicas
utilizadas, sino lo que es más importante, la
elaboración de perfiles cognitivo-comportamentales que, junto a la edad y el
nivel de deterioro, permitan determinar y seleccionar las técnicas más
adecuadas para cada caso. En este sentido, por ejemplo, dado que el
problema de un niño hiperactivo se centra en la falta de autocontrol, de
inhibición, de fracaso para guiar su conducta por instrucciones internas y de
incapacidad para enderezar su comportamiento inadecuado (Barkley, 1998), el tratamiento deberá aspirar a desarrollar mecanismos para inhibir
respuestas activadas (reducir la impulsividad cognitiva y conductual), resistir
la distracción y optimizar su funcionamiento ejecutivo.
Atendiendo a lo
expuesto, en el Centro de Psicología, los programas de intervención básicos dirigidos
al paciente con TDAH (independientemente de los no menos importantes programas
de formación y entrenamiento para padres y profesores) se desarrollan de forma
individualizada, aplicando técnicas conductuales, emocionales y cognitivas con
carácter específico según el perfil concreto cognitivo, emocional,
motivacional, social, comportamental y académico de cada niño. Una de
las técnicas más utilizadas en nuestro centro es el entrenamiento en
autoinstrucciones.
Referencia bibliográfica
Orjales, I. (2007). El tratamiento cognitivo en
niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH): revisión
y nuevas aportaciones. Madrid: Departamento de Psicología Evolutiva y de la
Edcuación. Facultad de Psicología (UNED).
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6
Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
Pedir cita:
630723090
https://www.psicologavecindariomariajesus.es/
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