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TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA



Se considera que la soledad y la monotonía son sus características más relevantes, además de las alteraciones del lenguaje y la aparición de los síntomas en los primeros 36 meses.
La mayoría están afectados desde el nacimiento, sus disfunciones afectan desde la raíz sus capacidades. Normalmente casi todas ellas se encuentran alteradas, pero pueden presentar zonas no afectadas, lo que se ha denominado, “islas de competencias”, porque los niños vuelcan toda su atención e interés en esa función intocada.
Características más habituales (Jongsma, 2000)
  • Fracaso crónico en el desarrollo social y ausencia de interrelaciones acordes con su nivel de edad
  • Falta de espontaneidad y responsividad emocional o social
  • Retraso o ausencia de lenguaje comunicativo, dificultades para iniciar o seguir una conversación
  • Lenguaje singular (ecolalias, inversión pronominal o lenguaje metafórico)
  • Alteraciones motoras
  • Repeticiones de acciones no funcionales (manierismos, movimientos estereotipados)
  • Persistente fijación de la atención en objetos o parte de objetos
  • Funcionamiento cognitivo alterado (disminuido o muy variable)
  • Resistencia a cambios y reacciones catastróficas ante ellos.
  • Constrición emocional o afecto bloqueado
  • Conductas autolesivas
  • Hipersensibilidad auditiva
Evaluación
Ha de ser multidimensional y se deben escoger tantos métodos y fuentes de evaluación como hagan falta para garantizar la toma de datos. Además de la evaluación genérica, se debe realizar una evaluación específica y cuidadosamente en otros campos:
  • Estado neurológico
  • Capacidad intelectual
  • Lenguaje
  • Habilidades de auto-cuidado
  • Habilidades sociales
   Hay que tener en cuenta que el 75% de los niños autistas tienen asociado un retraso mental lo que dificulta aún más su evaluación
Diagnóstico de los Trastornos del espectro autista (TEA)
Cada vez se pueden diagnosticar a edades más tempranas. Se inicia con la vigilancia del desarrollo del niño, realiza de forma rutinaria en las revisiones del pediatra.
En caso de detectarse algún signo de alerta, es necesario realizar alguna prueba de cribaje de TEA, para diferenciar entre niños con neurodesarrollo normal y niños con riesgo de TEA. El método más usado internacionalmente para detectar TEA en niños entre los 16 y 30 meses es el M-CHAT.

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