El proceso terapéutico en la terapia centrada en esquemas
se articula en relación a dos fases principales que recogen la integración de
todo tipo de técnicas:
·
Técnicas cognitivas
·
Técnicas conductuales
·
Técnicas experienciales
·
Manejo de la relación paciente-terapeuta.
La terapia centrada en esquemas puede ser en función de la
gravedad y dificultad del caso tratado:
·
Breve, es decir, durar unas 35 sesiones
·
Las sesiones normalmente son semanales, aunque
muchos clientes acuden, al principio, 2 veces por semana.
Fases del
tratamiento
1º Fase: evaluación
y educación.
Objetivos:
·
Que el cliente sea capaz de identificar y activar
sus esquemas desadaptativos tempranos, sobre todo aquellos que son
especialmente destacados en cada caso
·
Que el cliente empiece a ser instruido sobre el
papel que juegan esos esquemas a la hora de mantener patrones de vida
desadaptativos.
Estrategias:
1º. Se hace una revisión de vida
del cliente, identificando aquellos patrones que le funcionan y se relacionan
los problemas actuales del paciente con sus orígenes históricos.
2º. Los
clientes aprenden sobre sus esquemas leyendo capítulos importantes del libro de
autoayuda Reinventando tu vida. En este libro se describen los
esquemas, las raíces de ellos, sus patrones
de mantenimiento y las estrategias para el cambio.
3º. Los
clientes deben examinar sus respuestas dadas a una variedad de inventarios de
esquemas desarrollados por el grupo de Young:
·
Cuestionario de Esquemas de Young y Brown
·
Inventario de Evitación de Young y Rygh
·
Inventario de Compensación de Young
·
Inventario Parental.
4º. Los esquemas se activan
mediante técnicas experienciales, como, por ejemplo, técnicas en imaginación,
silla vacía...
5º. Se
discuten los patrones comportamentales que provocan esos esquemas en el marco
de la relación terapéutica.
6º. Se descubren
los modos de esquemas disfuncionales de larga duración, los estilos de afrontamiento
de los clientes y otras conductas desadaptativas que interfieren con la
satisfacción en las relaciones y en su campo profesional.
Por lo tanto, la evaluación que se lleva a cabo en esta
fase es múltiple. Al final de la fase, terapeuta y
paciente han desarrollado una conceptualización del caso completa y están de acuerdo en el plan del
tratamiento a seguir, incluyendo las técnicas cognitivas, experienciales y conductuales, así
como los componentes
curativos de la relación paciente-terapeuta que están estableciendo.
Al final de la fase de evaluación el terapeuta debe ser
capaz de completar una conceptulización sobre los esquemas del paciente. Se
asume que la conceptulización de esquemas en la terapia de
Young tiene un enfoque
mucho más amplio que en los otros modelos cognitivos. Entendemos
que este alcance más amplio, se puede
relacionar con encontrar los antecedentes “históricos”, familiares,
de dichos esquemas, aunque debamos asumir
que el tipo de conceptualización adecuada en cada modelo va
a estar muy relacionada con las necesidades de cada caso, en estas primeras
fases terapéuticas.
Elementos
principales de la conceptualización de esquemas
1. Grupo
de esquemas.
2. Disparadores
de los esquemas.
3. Gravedad,
y riesgo de descompensación.
4. Orígenes
evolutivos.
5. Recuerdos
infantiles.
6. Distorsiones
cognitivas centrales.
7. Conductas
de afrontamiento.
8. Prestar
atención a la relación terapéutica.
La
identificación correcta del esquema o esquemas principales de
los clientes guía la intervención, aumenta la alianza terapéutica ayudando a
que el cliente se sienta comprendido y anticipa posibles áreas de problemas durante
la fase del cambio.
La conceptualización de esquemas recoge los principales
conceptos dentro del modelo de Young y la meta fundamental estriba en conseguir
obtener una descripción, lo más extensa posible, de todos los factores que
influyen en el origen y mantenimiento de los esquemas. Gracias a ello, el
terapeuta debe ser capaz, en esa fase inicial, de encontrar los principales esquemas del paciente, asociándolos con
problemas de vida de éste, al menos los más relevantes. Es decir, el
terapeuta debe ser capaz de:
·
Establecer los vínculos entre los principales esquemas
del paciente, aunque estos pertenezcan a dimensiones de esquemas diferentes
·
Especificar qué situaciones, en concreto, de la
vida de los clientes, van a ser que aparezcan determinados esquemas.
·
Considerar en qué medida estos esquemas y sobre
todo, la incapacidad para afrontarlos, puede producir graves consecuencias en
el paciente o tal y, como conceptualiza Young esta cuestión, un riesgo de
descompensación. Como, por ejemplo, el suicidio.
·
Tener en cuenta, igualmente, los orígenes históricos
o evolutivos de los esquemas. El terapeuta debe disponer de información sobre
el comportamiento de la madre y el padre sobre el tratamiento que el cliente
recibía durante su infancia por parte de las personas significativas de su
familia o de su entorno. Es necesario conocer, por ejemplo, los patrones
habituales de conductas familiares, si se satisfacían o no y cómo, las necesidades
básicas del paciente...
·
Describir el tipo de conductas que los clientes
realizan, sobre todo aquellas relacionadas con el mantenimiento de los
esquemas, conductas como, por ejemplo de evitación, o de rendirse o de
sobrecompensar los esquemas
·
Tener en cuenta la relación terapéutica, es
decir, aquí debemos establecer el impacto de los esquemas o los modos de
esquemas en la conducta del cliente en sesión, sus reacciones personales y
sobre todo, la posibilidad de que el terapeuta manifiesta contratransferencia.
Este es un aspecto particularmente importante, no sólo porque se emplea para
promover el cambio, sino por que buena parte de los síntomas, en el caso de los
pacientes con trastornos de personalidad, suponen serias “amenazas” contra la
relación terapéutica. Por ejemplo, un paciente con un trastorno obsesivo-compulsivo
va a tener problemas en la confección de las tareas por su nivel elevado de
exigencia, lo cual afectará a su relación con su terapeuta. Un paciente con un
trastorno dependiente puede provocar reacciones negativas en el terapeuta al
“aferrarse” excesivamente a él...
Otro aspecto importante es que el cliente tiene que intentar
encontrar recuerdos o imágenes de su infancia
que luego se pueden asociar o vincular con la aparición de
determinados esquemas.
Además, los clientes van a presentar gran número de
distorsiones cognitivas que luego se tratarán con diversas técnicas, sobre
todo, de tipo cognitivo. Distorsiones cognitivas que entran en el rango de las
detectadas en otros modelos.
2ª fase: Fase de cambio
En esta segunda fase de tratamiento, el terapeuta debe intentar
mezclar, de una forma flexible y creativa, las técnicas cognitivas, experienciales,
conductuales, e interpersonales de las cuales se dispone para el tratamiento
con pacientes. Hay que tener en cuenta que, en principio, todas
las técnicas se mezclan entre sí, adaptándolas a cada caso en concreto.
El modelo de Young se aplica en formato de tratamiento individual.
Sin embrago y, cuando el caso lo aconseja, este formato se puede modificar de
manera que en el proceso de tratamiento se pueden hacer sesiones conjuntas con
la familia del cliente, o plantear sesiones, sin el cliente, sólo con su familia,
o se puede hacer terapia de grupo.
Principales técnicas
utilizadas en el modelo de Young:
Técnicas cognitivas
Mientras que los pacientes crean que los esquemas son
válidos no van a estar en disposición de modificarlos, es decir van a seguir manteniendo
sus puntos de vista distorsionados sobre ellos mismos y los demás, de manera
que con las técnicas cognitivas lo que aprende el paciente es a construir argumentos contra el esquema.
Los pacientes deben dejar de creer en un esquema a niveles
racionales, por lo cual se dispone de una serie de técnicas. La meta de utilización
de las técnicas cognitivas es demostrar lógica y racionalmente, que las
creencias
no tienen ningún sentido a nivel empírico, y para ello el
grupo de Young utiliza exactamente las mismas técnicas
que en los otros modelos cognitivos:
·
Comprobación de hipótesis (modelo
cognitivo de Beck): Para reestructurar el pensamiento del paciente y así
modificarlos esquemas.
·
Revisar la evidencia que apoya los esquemas: Se
le pide al paciente que lleva a cabo un proceso de revisión de vida. Esta
revisión de vida supone que el paciente tiene que intentar evocar, recordar la
mayor cantidad posible de situaciones, recuerdos, imágenes, etc., y volver a
conectar estas situaciones o estos recuerdos de forma directa con los esquemas
que ya se han puesto sobre la mesa, gracias a la conceptualización del caso, y
que forman parte del problema central del paciente.
¿Cómo se trabaja
después con los recuerdos evocados?
Se pueden utilizar las técnicas:
·
Abogado del diablo: Se trata de una técnica
cognitiva en la el paciente y otra persona hacen una
representación de papeles. El paciente debe rebatir los argumentos de la otra persona, que hace el papel de diablo y expresa
toda clase de pensamientos positivos tentadores que están en la base de
los malos hábitos y las adicciones.
·
Buscar evidencias y argumentos a favor y en contra de estos
recuerdos o de esas imágenes y situaciones evocadas. Tras haber revisado la evidencia que apoya los esquemas se
puede pasar a examinar, de forma crítica, la evidencia que el paciente tiene
para cada uno de los esquemas. La meta está en intentar contradecir la
información negativa que el paciente utiliza para probar el esquema. El marco
de trabajo con esta técnica es el empirismo colaborador, siguiéndose el estilo
de otros terapeutas cognitivos cuando trabajan, por ejemplo, con los supuestos
disfuncionales paternos que el paciente ha interiorizado.
·
El descubrimiento guiado es un
proceso de investigación mediante el cual cliente y terapeuta trabajan, en
colaboración, para encontrar una forma diferente de ver las cosas. En el método
básico del descubrimiento
guiado se encuentra el diálogo
socrático y que supone, entre otras cosas, lo siguiente:
1.
No hacer preguntas cerradas, ni muy directivas.
2.
No persuadir al cliente, sino que el terapeuta
debe con preguntas abiertas, lograr que el cliente se dé cuenta de lo
disfuncional de sus pensamientos.
3.
Hacer preguntas de una forma tranquila y
relajada,y no varias, una detrás de otra, sin esperar la respuesta del cliente.
Así, cuando los clientes
buscan evidencia empírica, a favor o en contra de sus esquemas disfuncionales tempranos,
aprenden a examinarlos de forma racional y se dan cuenta que no son adecuados.
Por ejemplo, a un cliente con un esquema de fracaso se le puede pedir que haga
una lista de todos sus méritos, evaluarlos y ponerlos en su contexto. Esta
tarea se convierte, entonces, en la evidencia tangible de lo que se ha
conseguido y de que no son en realidad un fracaso, tal y como ellos piensan.
·
La revisión de la evidencia que contradice el esquema: Si
en la técnica anterior, también
encaminada a modificar esquemas,se busca contradecir la información negativa que el paciente emplea (por ejemplo,
“yo no puedo”, “yo no soy”, “soy
malo”, etc...) para demostrar que un esquema
es válido, en ésta lo que se pretende es que el paciente construya o encuentre información positiva (por ejemplo, “sí que puedo”) que
contradiga el esquema tratado. Para conseguir esta revisión de la evidencia hay
2 técnicas principales que se utilizan dentro del modelo:
a)
La técnica del
argumento y contraargumento: Puede practicarse de diversas maneras.
En una de ellas el terapeuta actúa en un diálogo terapéutico, como si fuera la
parte sana, es decir la parte que contradice el esquema negativo del paciente,
mientras que el paciente le responde jugando, entonces, el papel de su propio esquema.
Después se invierten los papeles, es decir, el paciente pasa a jugar la parte
sana que contradice su esquema, mientras que el terapeuta pasa a asumir la parte
menos sana que avala el esquema disfuncional temprano que se está pretendiendo
modificar. Este ejercicio se repite una serie de veces hasta que el paciente se
da cuenta que su esquema lo conduce a una negación continua de informaciones
positivas que lo pueden contradecir.
Una importante variación de esta técnica es
hacer que el paciente se enfade con el esquema. En esta variación lo que hace
el terapeuta es provocar al paciente, jugando el papel del esquema de forma extrema
y exagerada, de manera que el paciente tiene que intentar batallar contra el
esquema enfadándose y rehusando rendirse. Cuando el paciente se enfada con el
esquema abre una brecha mayor entre su parte sana y los dictados del esquema
desadaptativo.
Si el paciente logra un cierto nivel de
práctica en esta técnica del argumento y contraargumento puede realizarla fuera
de la sesión. Por ejemplo, una paciente con un esquema de abandono, de deprivación
emocional y de que nadie la quería realizó esta tarea ella sola dándose
argumentos a favor y en contra de sus esquemas negativos, basándose en la
evidencia que obtenía de su trabajo y de otras experiencias relacionadas. As,í por
ejemplo, la paciente comenzó con un aspecto negativo expresando, por escrito,
lo siguiente:
• “Me
siento separada de los demás, resiento sola”.
Como aspecto positivo la paciente escribió:
• Pero
no me siento sola cuando estoy en el trabajo. Durante los últimos 3 meses he
conocido gente nueva que me parece que me aceptan. Sé que mi grupo de trabajo
me aprecia, que se preocupa por mí y yo estoy feliz de tenerlos cerca”.
Como punto negativo anotó:
• Pero
lleva tiempo construir algún tipo de amistad, me va a costar tiempo empezar a
sentirme segura con nuevo grupo de gente. He hecho muchos cambios en mi vida y
mi terapeuta está ayudando, lo único que tengo que hacer es ser paciente y
seguir intentándolo, no debo rendirme”.
b)
Técnica del uso de
tarjetas: Las tarjetas consisten en frases o afirmaciones generadas
por el terapeuta y el cliente que desafían directamente el esquema desadaptativo.
La idea es que el paciente repita estas respuestas más racionales cada vez que
se da cuenta que uno de sus esquemas principales desadaptativos se está
activando, de manera que con esta repetición de una respuesta más racional
pueda disminuir la intensidad del esquema. Por ejemplo, una mujer con un
esquema de abandono e inestabilidad puede creer que su marido la va a abandonar
si discuten por cualquier cosa. En su tarjeta de aviso de esquema podría
leerse: “Temo que él me deje a causa de mi esquema de abandono, sin embargo,
realmente sé que él siempre ha sido de fiar y que verdaderamente me quiere, mi
esquema es erróneo”. Cuando el cliente lee estas tarjetas puede ver su
situación de una manera más real y minimizar el afecto negativo.
Técnicas experienciales
Las técnicas experienciales se utilizan para que el paciente luche también contra
el esquema no solo a nivel cognitivo, sino a un nivel emocional.
Fundamentalmente estas
técnicas experienciales se refieren a técnicas en imaginación y a diálogos, algunos imaginarios, para hacer que el paciente valide sus
necesidades propias e incluso para
producir una cierta catarsis de tipo
emocional. La idea es que con estas técnicas en imaginación o estos diálogos, el paciente pueda expresar su cólera o su tristeza por lo que les
ocurrió de niños.
Por ejemplo, cuando se utilizan estas técnicas se establecen
diálogos imaginarios con los padres. Mediante estos diálogos, el paciente se
afirma ante un padre o ante cualquier otra persona significativa de su
infancia, lo que tranquiliza y conforta al niño vulnerable.
Los pacientes hablan con sus padres de aquello que
necesitaban y que no recibieron de ellos cuando eran niños, relacionando imágenes
infantiles con imágenes de situaciones que los molestan en sus vidas presentes,
lo cual contribuye a facilitar la conceptualización del esquema, a conocer el
papel de éste en su momento actual, así como a paliar el “déficit emocional” que
tuvieron en la infancia y que contribuyó al desarrollo de sus esquemas.
Posibilidades de desarrollar este tipo de diálogos:
a) Mediante
una carta,
es decir en esta técnica lo que el cliente debe hacer es mandar una carta a sus
padres en donde exprese de manera catártica sus emociones. Por regla general,
estas cartas no se mandan y al paciente le basta haber expresado o “ventilado”
sus emociones de una manera controlada o en un ambiente que no le causa ningún
perjuicio.
b) Ejercicios en imaginación, por
ejemplo, un cliente con un esquema de deprivación emocional puede recordar,
primero a instancias del terapeuta, una situación en la que pedía el cariño de
su madre, pero no lo recibía. En la imagen corregida puede expresar ira hacia su
madre y entonces en la siguiente imagen pide y recibe afecto de ella. Este tipo
de ejercicios facilita la solicitud o la petición de apoyo en su vida adulta
fuera de las sesiones, lo que contribuye a reducir el esquema.
c) El juego de roles. En
el juego de roles el cliente permanece con los ojos abiertos y hace ambos
papeles, es decir el del niño y el del adulto al cual se está refiriendo, ya
sea la madre o el padre. Por ejemplo, una cliente con un esquema de
imperfección podría empezar jugando el papel de su padre crítico, entonces
cambia de papel y hace de sí misma respondiendo, esta vez de manera asertiva,
hablando a su padre e insistiendo en que no va a consentir que la critique y
que en lugar de sus críticas lo que necesita es afecto y halagos. Este
ejercicio disminuye el peso de la visión negativa de su padre sobre ella y
fortalece, lógicamente, un esquema más adaptativo.
Como vemos, estas técnicas
recuerdan a la técnica guestáltica de las sillas vacías, en la que el cliente juega
con ambas partes o con diversos personajes, con distinta finalidad, como, por
ejemplo, cerrar un “asunto inconcluso” con una persona significativa.
Estas técnicas permiten trabajar con afectos, aspectos
“reprimidos” que deben manifestarse de diversas maneras...
Técnicas conductuales
Las técnicas conductuales están encaminadas a modificar patrones autodestructivos. La
meta de estas técnicas es producir un cambio conductual y básicamente serían de
dos tipos:
·
Cambiar
conductas que provocan esquemas
·
Cambiar
el ambiente provocando cambios vitales importantes.
A veces va a ser necesario el cambio conductual, otras el
cambio del ambiente, y en otras ocasiones el paciente podrá emplear ambas
estrategias para modificar un esquema.
El terapeuta ayuda al paciente a diseñar tareas conductuales
para reemplazar respuestas de afrontamiento desadaptativas por otros patrones
de conducta nuevos más desadaptativos. Es muy común que los clientes exhiban
unos patrones de conducta crónicos de auto-rechazo, como, por ejemplo, elegir
compañeros inadecuados, abusar de sustancias ilícitas, ser demasiados agresivos
cuando son criticados, o no implicarse en desafíos o en situaciones nuevas por
miedo al fracaso o al rechazo.
Tras la identificación de esos patrones, cliente y terapeuta
pasan a acordar qué tipo de tareas conductuales se pueden hacer.
Cuando se acuerda la tarea o la conducta a realizar se
prepara cuidadosamente, haciendo ensayos, ya sea en vivo o en imaginación y
utilizando tarjetas de recuerdo para que el paciente pueda superar los
obstáculos que impidan un cambio conductual.
Cuando el cliente ha llevado a cabo la tarea debe discutir
con su terapeuta el resultado de ella, evaluando lo que ha aprendido.
Un paciente con un esquema de perfeccionismo y de
sobrevigilancia puede intentar hacer menos tareas en su trabajo. Un paciente,
por ejemplo, con un esquema de vergüenza o de imperfección puede intentar
iniciar nuevas amistades.
A veces es necesario cambiar el ambiente. Por ejemplo, un
paciente con un esquema de autocontrol insuficiente/ autodisciplina, puede comer
en exceso, y esto producirle problemas de salud. Para regular su conducta de
ingesta y minimizarla, puede evitar comprar y tener en casa todos aquellos
alimentos “prohibidos” y disponer sólo de aquellos “permitidos”.
Otras veces, el cambio que se propone es un tanto más
extremo. Por ejemplo, un paciente con un esquema de dependencia extremo puede
irse unos días de casa lo que le facilitará comprobar sus posibilidades de
funcionar más autónomamente y facilitará, incluso, cambios en la posible
dinámica familiar.
Puesto que las conductas que realizamos los seres humanos
son muy diversas, en otros casos, como ya se
ha comentado el paciente buscará producir cambios conductuales
y ambientales. Por ejemplo, un paciente con un esquema de imperfección/vergüenza
puede practicar con el terapeuta habilidades sociales que generalizará fuera de
la sesión. Al mismo tiempo, puede buscar cambios importantes en su vida, como
evitar un determinado tipo de amigos, o terminar una relación amorosa
insatisfactoria, en la que no recibe más que criticas o desprecio.
Técnicas que trabajan con la relación paciente-terapeuta
Este último tipo de técnicas es de naturaleza interpersonal
y se relaciona fundamentalmente con la relación terapéutica y son especialmente
importantes en el contexto de los pacientes difíciles y especialmente con
trastornos de la personalidad por lo complicado que resulta entablar una
relación terapéutica con este tipo de pacientes y lo importante que llega a ser
que el terapeuta no se comporte de manera que valide o revalide los esquemas disfuncionales
tempranos del paciente.
La relación terapéutica puede utilizarse de 2 maneras para
producir un cambio en el esquema:
1. Recrianza limitada, es decir, el terapeuta se
comporta como un padre del paciente, pero sin seguir las viejas pautas de
comportamiento, antiguas, de los padres de éste.
2. Utilizar la relación terapéutica para corregir esquemas que
surgen en la interacción interpersonal.
El comportamiento del terapeuta puede ser, por tanto, muy
importante para producir cambios en esquemas. Así, por ejemplo, ante un
paciente que haya experimentado una fuerte deprivación emocional en su infancia,
el terapeuta puede comportarse apoyándolo y comprendiéndolo continuamente.
Además, el terapeuta puede señalar la manera en la que los esquemas desadaptativos
afectan la relación terapéutica.
Cuando el terapeuta demuestra cómo surgen los esquemas en la
sesión, los clientes se dan cuenta de cómo procede el esquema, cómo les funcionan
y aprenden a reinterpretar sus interacciones con los demás. La relación entre
los sentimientos interpersonales negativos en la sesión y las interacciones
fuera de la sesión ayuda a que el cliente vea de qué manera sus esquemas y sus
estilos de afrontamiento afectan a los demás. Por ejemplo, un paciente con un
esquema de derecho/grandiosidad que se cree superior a los demás, puede llegar
a ser extremadamente competitivo o dominante. Estos comportamientos pueden chocar
con comentarios del terapeuta que le hace ver, por ejemplo, un error en una
tarea o le señala, simplemente, algo que debe modificar. El paciente se va a sentir
muy amenazado y esta sensación de amenaza debe discutirse ampliamente en el
ambiente protegido
de la sesión, con un terapeuta, además, que no se sienta criticado
por la reacción del paciente.
Por tanto, el modelo de Young se caracteriza a niveles
terapéuticos, por su matriz claramente ecléctico, es decir, utiliza un amplio
rango detécnicas, incluso técnicas de enfoques tan diferentes como el modelo
psicodinámico, con su especial atención a la relación y a la alianza
terapéutica, o el modelo guestáltico, por ejemplo, con su especial atención a técnicas
emocionales para producir algún tipo de insight emocional.
3ª fase: Reforzar el
cambio y prevenir recaídas
El tratamiento se va espaciando, tal y como es habitual en
otros modelos cognitivos. La terminación del
tratamiento sigue las líneas planteadas desde el inicio de
la terapia, sobre todo que el paciente se dé cuenta de
sus esquemas y la influencia de estos en su vida.
Los objetivos del final de la terapia son:
1. Reforzar el cambio logrado.
2. Anticipar futuras dificultades.
3. Ensayar alternativas de resolución posibles.
4. Ampliar los recursos del paciente,
además de las tarjetas de ayuda, para facilitarle la posibilidad de
detectar
y actuar rápidamente ante el hipotético resurgimiento del esquema disfuncional
temprano.
Para lograr estos objetivos se emplean las técnicas previstas
dentro del modelo, y se anima a que el paciente
vincule sus esquemas con los recursos y apoyos de todo tipo
que se hayan utilizado durante el tratamiento.
Así, por ejemplo, un paciente puede recordar su esquema de reglas
implacables, recordando el siguiente fragmento
de un poema de Jorge Luís Borges que se mostró eficaz durante
la terapia para trabajar con este esquema:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida...
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría
más.
Sería más tonto de lo que he sido...
.................
Pero ya ven, tengo 85 años y sé que estoy
muriendo.
Referencia
bibliográfica
Rodríguez, E. (2009). La Terapia Centrada en
Esquemas de Jeffrey Young.
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