LAS ONCE TRAMPAS VITALES
A. Relacionadas
con la inseguridad e indefensión
familiar en la infancia:
1. Abandono
Se
basa en la creencia de que las personas que quieres te dejarán y te quedarás
solo para siempre. Sientes que te ocurrirá esto porque las personas cercanas a
ti morirán, se marcharán de casa para siempre o te abandonarán.
Como
consecuencia de esta creencia te aferras
demasiado a las personas que están cerca de ti y, paradójicamente, fuerzas
su distanciamiento. Hasta en las separaciones normales puedes sentirte muy
disgustado o enfadado.
2. Desconfianza y abuso
Es
la expectativa de que las personas abusarán de ti; se burlarán, te mentirán, te
manipularán, te harán daño físico o se aprovecharán de ti.
Si
esta trampa vital te describe:
·
Te escondes detrás de un muro de desconfianza
que te impide intimar demasiado con otras personas.
·
Eres suspicaz con las intenciones de los demás
y tiendes a pensar en lo peor
·
Es posible que evites por completo las
relaciones con los demás. No obstante, si te relaciones estableces relaciones
superficiales en las que no te abres a los demás o buscas personas que te
traten mal, lo que provoca que te sientas enfadado y con ganas de vengarte.
B.
Hay dos trampas vitales que se basan en la
habilidad de funcionar
independientemente en el mundo:
a) Dependencia
Eres
incapaz de enfrentarte a la vida cotidiana si no recibes ayuda de los demás.
Dependes de ellos de la misma manera que una persona que se ha roto la pierna
necesita de una muleta para sostenerse: requiere un apoyo constante.
Cuando
eras niño, te hicieron sentir incompetente cuando intentabas reafirmar tu
independencia.
Como
adulto, buscas figuras fuertes de las que depender para que gobiernen tu vida.
En el trabajo no te atreves a actuar por ti mismo.
b) Vulnerabilidad
Viven
con el temor de que va a ocurrir un desastre en cualquier momento, ya sea
natural, delictivo, médico o financiero.
No
te sientes seguro en el mundo.
Cuando
eras niño, hicieron que sintieras que el mundo era un lugar peligroso. Probablemente
tus padres te sobreprotegieron y se preocuparon demasiado de tu seguridad.
Tus
miedos excesivos y poco realistas controlan tu vida y gastas tu energía en
sentir un poco de seguridad.
Tus
temores se pueden centrar en las enfermedades (tener un ataque de pánico,
contraer el SIDA o volverse loco) o pueden centrarse en preocupaciones
financieras (ir a la bancarrota o vivir como un vagabundo). Por último, la
vulnerabilidad puede surgir de otras situaciones fóbicas, como el miedo a
volar, a que te atraquen o a los terremotos.
C.
Hay dos trampas vitales que se relacionan
con la intensidad de tus relaciones
emocionales con los demás:
a) Privación emocional
Se basa en la creencia de que tus
necesidades de amor nunca serán satisfechas de forma adecuada, que no te
querrán ni comprenderán cómo te sientes.
Te atraen las personas frías y egoístas,
por lo que inevitablemente las relaciones que estableces te resultan
insatisfactorias.
Te sientes estafado y el estado de ánimo
te fluctúa entre el enfado por la insatisfacción y el dolor y la soledad. Paradójicamente
el enfado sólo consigue distanciar a las personas, de modo que tu carencia
emocional continúa presente.
Estas personas desconocen lo que es el
amor, tienen sensación de vacío de desconexión emocional.
b) Exclusión social
Se observa en la relación que tenemos con
los amigos y los grupos.
Presenta sentimientos de aislamiento del
resto del mundo y la creencia de que es diferente a los demás.
De niño te sentiste excluido por el resto
de los niños y no perteneciste a ningún grupo de amigos. Quizás tenías alguna
característica poco habitual que te hizo sentir diferente.
Ya en la edad adulta, la trampa vital se
manifiesta en la evitación: evitas relacionarte con grupos y hacer nuevos
amigos.
Pudiste sentirte excluido porque había
algo en ti que los otros niños rechazaban. Por lo tanto, creíste que eras socialmente
poco aceptado, con una baja posición social, con escasas habilidades de
conversación, aburrido o cualquier otra deficiencia. Reproduces el rechazo de
la infancia; te sientes y te comportas como inferior en las situaciones
sociales.
La exclusión social puede ser difícil de
detectar. Muchas personas que padecen esta trampa vital están bastante cómodas
en situaciones íntimas y tienen habilidades sociales. Es posible que el patrón
no se muestre en las relaciones individuales. Algunas veces muestran gran
ansiedad y se muestran reservados en las fiestas, en las clases, en las
reuniones o en el trabajo.
Asimismo, se caracterizan por su
impaciencia a la hora de buscar un lugar donde sentirse integrados y aceptados.
D. Hay
dos trampas vitales relacionadas con la autoestima:
3. Imperfección
Sientes
que eres internamente imperfecto y defectuoso. Crees que si alguien próximo a
te conociera tal como eres, no te podría querer, ya que la imperfección que
sientes te podría descubrir.
Cuando
eras niño, no sentiste que tu familia te respetara e incluso te criticaron tus “defectos”.
Así que te culpas a ti mismo y crees que no mereces amor.
Ya
en edad adulta temes el amor. Encuentras difícil que las personas cercanas a ti
te valoren y por este motivo esperas que te rechacen.
4. Fracaso
Si
crees que eres un inútil en áreas como la escuela, el trabajo y los deportes,
el fracaso como trampa vital puede describirte.
Cuando
te comparas con tus compañeros y amigos te sientes un fracasado.
De
niño te hicieron sentir inferior en cuanto al rendimiento. Puede que hayas
tenido alguna dificultad en el aprendizaje o quizá nunca hayas tenido la
suficiente disciplina para dominar las habilidades importantes, como por
ejemplo la lectura. Los otros niños siempre eran mejores y te llamaban “estúpido”,
“sin talento” o “vago”.
Ya
en esta edad adulta, mantienes la trampa vital a través de la exageración de tus fracasos y comportándote
de tal manera que te aseguras el hecho de continuar fracasando.
E. Tres trampas
vitales tratan de la autoexpresión y de
la habilidad para manifestar lo que se desea:
a)
Subyugación
(someter, sojuzgar o dominar poderosamente)
Sacrificas
tus propias necesidades y deseos para agradar a los demás o para satisfacerlos.
Permites
que te controlen por dos motivos:
1. Para evitar la culpa: Dañarás a las otras
personas si sólo piensas en ti.
2. Para huir del miedo: Serás castigado o
abandonado si desobedeces.
Cuando eras niño, alguien
próximo a ti, probablemente uno de tus padres te subyugó.
Ya en edad adulta, entablas
relaciones con personas dominantes y controladoras y te sometes a ellas o te
relacionas con personas desvalidas que no pueden cubrir tus propias
necesidades.
b) Normas inalcanzables
Te
esfuerzas por satisfacer unas elevadas expectativas que tú mismo te has
impuesto.
Pones
excesivo énfasis en la posición, el dinero, el rendimiento, la belleza, el
orden o el reconocimiento, todo ello a expensas de la felicidad, el placer, la
salud, la resolución de conflictos y de unas relaciones satisfactorias.
Probablemente
también impones normas rígidas y juzgas a las otras personas.
Cuando
eras niño se esperaba que fueras el mejor y te enseñaron que cualquier otra
opción era un fracaso.
c) Grandiosidad
Se
asocia con la habilidad para aceptar los límites reales de la vida.
Las
personas con esta trampa vital se sienten especiales. Insisten que tienen que
hacer, decir o tener todo lo que quieren inmediatamente. No hacen caso de lo
que los demás consideran razonable, de los que es en realidad factible, del
tiempo, de la paciencia requerida y del esfuerzo.
Estas
personas tienen problemas con la autodisciplina.
La
mayoría de las personas que sufren esta trampa vital fueron muy mimados de
niños. No necesitaron mostrar autocontrol o no tuvieron que aceptar las
restricciones que se imponían a los otros niños.
Ya
en edad adulta, todavía se enfadan mucho cuando no pueden hacer lo que quieren.
Referencia bibliográfica
Young, F., & Klosko, J. (2012). Reinventa tu
vida.
Psicóloga en Vecindario
MARÍA JESÚS SUÁREZ DUQUE
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