La terapia de esquemas es una psicoterapia integradora que combina elementos de las escuelas
cognitivo-conductuales, teoría del apego, gestalt, constructivistas y elementos
dinámicos.
La terapia de esquemas surge como una alternativa de afronte
para aquellos pacientes con trastornos
psicológicos crónicos consolidados, considerados difíciles de tratar,
incluidos los pacientes con TP y los que tienen aspectos caracterológicos
significativos que constituyen la base de los trastornos del Eje I (Trastornos
clínicos).
La terapia de los esquemas evolucionó a partir del tratamiento
cognitivo de Beck. Las estrategias
cognitivo-conductuales han demostrado ser efectivas para muchos trastornos del eje I, que incluyen
trastornos del estado de ánimo, ansiedad, sexuales, trastornos alimentarios,
somatoformos y de consumo de sustancias. Estos tratamientos han sido
tradicionalmente aplicados a corto plazo
y se han centrado en la reducción de los
síntomas, en la creación de habilidades y la modificación de pensamientos
distorsionados y esquemas. No obstante, aunque muchos pacientes son
ayudados por las estrategias cognitivo-conductuales, otros muchos no lo son.
Por ejemplo, en la depresión, la tasa del éxito es de más del 60%
inmediatamente después del tratamiento, pero con una tasa de recidivas de
aproximadamente el 30% después de un año. Con frecuencia son los pacientes con dilemas
existenciales, problemas de carácter crónico y con TP subyacentes los
que no llegan a responder al tratamiento
tradicional cognitivoconductual.
¿Cuál es la característica
más destaca de la terapia de los esquemas?
La característica más destacada es que la terapia de los
esquemas ofrece, tanto al terapeuta como al paciente, un marco integrador que
le sirve para organizar y comprender
patrones profundos, persistentes y autoderrotistas de pensamiento, conducta,
sentimiento y de relaciones con los demás, que Young bien a denominado esquemas disfuncionales tempranos.
Supuestos de los que parte
el modelo de Young
Los supuestos de los que parte el modelo de Young, para ser
considerado como una alternativa al modelo de Beck, son los siguientes:
1. No todos los pacientes tienen acceso fácil a
sentimientos, pensamientos e imágenes.
2. No siempre es posible aislar problemas claros e
identificarlos para el tratamiento.
3. A veces el
paciente no está motivado para la tarea y tiene problemas para aprender
estrategias de autocontrol, siendo ésta una de las características más
destacadas de los pacientes con trastornos de personalidad.
4. No siempre es
fácil desarrollar una relación de colaboración paciente-terapeuta, dificultad
que es también muy destacada en pacientes con trastornos de personalidad.
5. En función a lo anterior, podemos considerar que pueden
existir, con cierta frecuencia, dificultades en la relación terapéutica con
este tipo de pacientes con estos trastornos.
6. No todos los patrones conductuales y cognitivos se pueden
cambiar con el análisis empírico, el discurso lógico, la experimentación, etc.
Al plantear estos supuestos, Young estaba delimitando el
campo de aplicación de su modelo a los problemas emocionales crónicos y los trastornos
de personalidad, puesto que las características arriba enumeradas pueden
aplicarse en mayor o menor grado a estos desórdenes. Por ejemplo, con un
paciente con un trastorno narcisista de la personalidad no va a ser fácil
establecer una relación terapéutica de colaboración, un paciente con un
trastorno límite tendrá dificultades en aislar áreas principales de problemas,
tendrá poca motivación y no le será fácil establecer estrategias de
autocontrol.
Para acceder y abordar mejor la problemática de este tipo de
pacientes el modelo de Young se presenta, por tanto, con unas características
claramente diferentes de las del modelo de Beck:
1. El modelo de Young utiliza
un menor nivel de descubrimiento guiado.
2. El modelo de Young utiliza
en menor medida la confrontación.
3. Puesto que la terapia se aplica a pacientes con
trastornos de personalidad y problemas de carácter, la terapia de Young necesita un mayor número de sesiones,
porque estos pacientes presentan una mayor resistencia al cambio.
4. Las sesiones dentro de la terapia centrada en esquemas
tienen una mayor carga afectiva.
5. El modelo de Young
identifica y supera la evitación
cognitiva y conductual que presentan estos pacientes con trastornos de
personalidad.
6. Finalmente, el modelo de Young se centra en el esquema disfuncional temprano, que
implica conocer los orígenes, la infancia de los pacientes y la influencia de
todo ello en sus problemas, y por ello, utiliza un mayor número de estrategias de tipo emocional.
Referencia bibliográfica
Rodriguez, E. (2009). La terapia centrada en
esquemas de Jeffrey Young.
Solicita una consulta 630723090
María Jesús Suárez Duque
Psicóloga y Educadora Social
Comentarios
Publicar un comentario