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¿QUÉ SON LAS OPERACIONES DE ESQUEMA?




Existen dos operaciones de esquemas básicas:

·         La perpetuación o el mantenimiento del esquema

·         La curación del esquema.

Es decir, cada pensamiento, sentimiento, conducta o experiencia de vida relevante para un esquema puede producir dos cosas, o bien perpetúa y mantiene el esquema o cura el esquema, al debilitarlo. La primera cuestión, la perpetuación, la veremos a continuación, mientras que la de curación quedaría mejor reflejada mediante el proceso terapéutico, al ser lógicamente dicha curación la meta de la terapia que perseguimos los que trabajamos con este modelo.

La perpetuación o el mantenimiento del esquema

La perpetuación del esquema se refiere a todo lo que el paciente hace, ya sea interna o conductualmente, que mantiene en funcionamiento el esquema. Perpetuarlo o mantenerlo incluiría todos los pensamientos, sentimientos y conductas que permitan reforzarlo, más que curando, el esquema. Por ejemplo, un paciente con el esquema disfuncional temprano de autosacrificio que lo lleva continuamente a darse a los demás.   Cada vez que lo haga y se sienta satisfecho por ello, pensando que ese es su papel en la vida o su obligación y sintiéndose satisfecho por la respuesta o el aprecio de los otros, va a perpetuar dicho esquema, puesto que no afronta, de ese modo, situaciones en las que se comportara de manera distinta abriéndose a experiencias diferentes. Lo fundamental sería que el paciente viviera situaciones en las que se comportara de otra manera, más autónoma y con menos auto-obligaciones hacia los otros y explorara las consecuencias de ello.

Mecanismos primarios a través de los que se perpetúan los esquemas

Los esquemas se perpetúan a través de 3 mecanismos primarios:

·         las distorsiones cognitivas

·         los patrones vitales autoderrotistas

·         los estilos de afrontamientos de esquemas.

Mediante las distorsiones cognitivas los individuos perciben de forma equivocada las situaciones, de tal manera que el esquema se refuerza acentuando la información que confirma el esquema y minimizando o negando cualquier información que va a contradecirlo.  Un individuo puede bloquear las emociones conectadas con un esquema de forma bastante efectiva. Cuando se bloquea el afecto, el esquema no alcanza el nivel de la conciencia de manera que la persona no puede hacer nada por cambiarlo o por curarlo.

En relación a los patrones vitales, conductualmente, el individuo realiza patrones equivocados, seleccionados de forma inconsciente, y permanecen en situaciones y relaciones que disparan y perpetúan el esquema, evitando, por tanto, situaciones interpersonales que van a facilitar que cure o modifique el esquema. Por ejemplo, una persona con el esquema de desconfianza/abuso va a relacionarse, sin darse cuenta, con personas críticas, exigentes o controladoras, que abusaran de ella en cierta medida, lo que conducirá a la perpetuación del esquema.

El tercer mecanismo de perpetuación del esquema son los estilos de afrontamiento y respuestas desadaptativas. Para entenderlo debemos asumir que Young distingue en su modelo entre los componentes del esquema y las conductas.  Es decir, los esquemas se componen, de recuerdos, emociones, sensaciones corporales y cogniciones, pero no de conductas. La conducta formaría parte del estilo de afrontamiento. Para Young, el esquema dispara la conducta.

Los pacientes desarrollan estilos de afrontamiento y respuestas desadaptativas al comienzo de sus vidas para poder adaptarse a los esquemas, de manera que estas estrategias o estas respuestas desadaptativas facilitan que no tengamos que experimentar las emociones intensas y arrolladoras que normalmente causan los esquemas. Este tipo de respuestas pueden servir para evitar el esquema, pero no para curarlo y, por tanto, lo único que facilitan es perpetuar o mantener el esquema.

Existen 3 estilos de afrontamiento desadaptativos importantes en relación al mantenimiento del esquema:

1. Rendirse al esquema.

2. Evitación del esquema.

3. Sobre compensación.

1. Rendirse al esquema supone que el paciente no intenta evitarlo o luchar contra él, sino que acepta el esquema como si fuera cierto o verdadero, siente el dolor emocional del esquema directamente y actúa de forma que confirman el esquema. Sin darse cuenta de lo que está haciendo, el paciente repite patrones que conducen al esquema, de manera que en su vida adulta continúa reviviendo las experiencias infantiles que crearon el esquema. Inicialmente, Young denominó a este estilo un proceso de mantenimiento del esquema. Por ejemplo, una mujer con un esquema de desconfianza/abuso puede casarse con un hombre que tenga aventuras amorosas continuamente, con lo cual confirma sus creencias de que la van a traicionar y de que se no se puede confiar en la gente.

   2. La evitación del esquema ocurre cuando el individuo evita cogniciones, afectos o conductas, de manera que no se active el esquema. Mediante este proceso el individuo está intentando evitar el malestar que aparece con la activación del esquema. La evitación del esquema, por tanto, se refiere a cualquier cosa que podemos hacer para evitar que se active un esquema, desde pensar y bloquear pensamientos e imágenes que lo activen, distraernos, evitar sentimientos, beber o comer en exceso, tomar drogas, limpiar de forma compulsiva o convertirnos en adictos al trabajo, cualquiera de estas conductas puede ser un ejemplo de evitación del esquema. Por ejemplo, un paciente con un esquema de auto-sacrificio puede evitar mantener relaciones interpersonales.

3. Los pacientes sobrecompensan cuando luchan contra el esquema pensando, sintiendo, comportándose y relacionándose con los demás de forma opuesta, como si el esquema fuera incorrecto. Es decir, el individuo, compensa, en exceso, un esquema temprano, lo que conduce a que no se experimente el afecto desagradable asociado con el esquema. Por ejemplo, una mujer influida por un esquema de imperfección/vergüenza puede fanfarronear sobre sus habilidades y parecer arrogante, esto reflejaría un intento de superar su creencia de imperfección la cual al final se va a debilitar. Otro ejemplo, de esta compensación sería, por ejemplo, un paciente que se ha sentido controlado en su vida infantil mientras que en su vida adulta intenta, para compensar, controlar a todos los demás y rechazar cualquier forma de influencia externa.

La sobrecompensación se puede ver como un intento, medianamente saludable, de luchar contra el esquema, aunque el esquema continúa perpetuándose, en lugar de curarse. Muchas personas que sobrecompensan nos aparecen como saludables. De hecho, algunos de los individuos más admirados en nuestra sociedad, por ejemplo, líderes políticos, estrellas mediáticas o grandes empresarios son, con mucha frecuencia, sobrecompensadores.

La curación del esquema

En relación a la curación del esquema, Young asume, lógicamente, que esta va a ser la meta última de la terapia basada en esquemas. Dado que el esquema está compuesto por una serie de recuerdos, emociones, sensaciones corporales y cogniciones, curar un esquema va a suponer disminuir, en alguna medida, algunos de estos elementos, es decir la intensidad de los recuerdos conectados con el esquema, la carga emocional del esquema, la fuerza de las sensaciones corporales y las cogniciones desadaptativas. La curación del esquema también supone un cambio conductual ya que los pacientes aprenden a reemplazar estilos de afrontamientos desadaptativos por otros más adaptativos.

De manera, el tratamiento centrado en esquemas va a incluir, necesariamente, intervenciones cognitivas, afectivas y conductuales por igual, puesto que la conceptualización de los problemas de los pacientes  se hace sobre una amplia base. A medida que vamos curando un esquema va a ser más difícil que se vuelva a activar. En el caso de que se active, la experiencia va a ser menos problemática, se va a poder afrontar más fácilmente y el paciente se va a recuperar de forma más rápida.

Aspectos fundamentales a tener en cuenta respecto a la curación del esquema

1º los esquemas son muy difíciles de cambiar ya que las personas se resisten a ello. Por decirlo de alguna manera, en algunas ocasiones un esquema o una serie de esquemas es todo lo que un paciente tiene, con lo cual lo lógico es que se “aferren” a ellos.

Para cambiarlos el paciente tiene que afrontarlos, tener claro cuáles son los esquemas que le están causando un problema y trabajar muy duro y de forma continua para poder modificarlos.

3º los esquemas, no desaparecen del todo, si no que una vez curados van a  ser menos fuertes, menos relevantes y los pacientes van a poder responder a sus esquemas cuando se activen, con mayor facilidad. De manera, que lo que plantea el modelo es que los esquemas son, en cierta medid, para siempre, aunque con esfuerzo y continuidad podemos minimizarlos y aumentar nuestra capacidad de respuesta ante ellos.



Referencia bibliográfica

Rodriguez, E. (2009). La terapia centrada en esquemas de Jeffrey Young.

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María Jesús Suárez Duque

Psicóloga y Educadora Social






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