TRATAMIENTO PARA LA INDEFENSIÓN APRENDIDA
En los casos más graves la indefensión aprendida se
genera desde la infancia, generalmente debido a experiencias de abuso y negligencia. Por ejemplo, un
niño puede esforzarse por obtener la atención y aprobación de sus padres, quizá
intenta impresionarlos obteniendo buenas calificaciones en el colegio, pero al
ver que no consigue nada, termina tirando la toalla. Ese niño no pensará que
sus padres tienen un problema ya que no satisfacen sus necesidades de afecto, cariño
y atención, sino que creerá que él no es digno de afecto. Y crecerá con esa
idea, que mantendrá en la adultez.
La desesperanza aprendida también puede ser el
resultado de haber sido testigo de una experiencia
negativa de sus padres o personas cercanas. Un ejemplo es cuando el niño ve
sufrir a su madre en silencio los abusos del padre. Así asume un estilo de
afrontamiento pasivo pues entiende que lo mejor es no reaccionar.
En esos casos, la indefensión aprendida se convierte
en una manera de reaccionar ante el mundo, por lo que no es extraño que estas
personas suelan culparse por todo. Creen que tener éxito es imposible, tienen
miedo a que los demás les juzguen y creen que no son lo suficientemente buenos.
Por si fuera poco, una de las estrategias de la
indefensión aprendida es que inhibe el
crecimiento personal. Por eso estas personas se sienten inútiles, incapaces, poco valiosas y no merecedoras de amor.
El problema es que, a la larga, sus creencias se convierten en una profecía que
se autocumple.
TÉCNICAS
EFICACES EN EL TRATAMIENTO DE LA INDEFENSIÓN APRENDIDA
“Mi primer acto de libertad será creer en el libre albedrío”,
afirmó el psicólogo William James. La indefensión aprendida no es un fardo que
la persona debe cargar para siempre. En muchos casos necesitará la ayuda
profesional de un psicólogo ya que también será necesario trabajar la autoestima y reprocesar las experiencias traumáticas
pasadas, pero estos ejercicios también pueden ser de gran ayuda.
1.
Cambia tu mente con las metáforas
Si durante mucho tiempo has sufrido una indefensión
aprendida, tu mente consciente estará acostumbrada a ese estilo de
afrontamiento, por lo que en un primer momento se mostrará resistente al
cambio. Eso significa que no podrás engañarla repitiéndote frases como “soy
valioso” o “puedo hacerlo”.
Sin embargo, las metáforas son una herramienta
excelente para comenzar a cambiar los patrones de la mente, primero a nivel
subconsciente y luego a nivel consciente.
Por ejemplo, puedes imaginar que eres un ave que ha
estado enjaulada durante mucho tiempo. Esa ave no tiene la culpa de que la
hayan retenido. Sin embargo, un día abren la puerta de la jaula y el ave no
hace ningún movimiento para salir. Esa ave debe darse cuenta de que todavía
tiene alas que le permitirán volar muy lejos. Ya no está atrapada.
Como regla general, las personas que sufren
indefensión aprendida responden muy bien ante las metáforas, puedes crear tu
propia metáfora e imaginarla a tu manera, hasta que poco a poco tu mente
consciente asuma que el protagonista de la historia eres tú y que ya puedes
levantar el vuelo porque no hay nada que te ate al pasado.
2.
Descubre el origen de tus pensamientos
Las personas que sufren desesperanza aprendida suelen
mantener un diálogo interior muy
negativo, deprimente y desmotivador. Normalmente no se dan cuenta de ello,
pero esos pensamientos son los que, de cierta forma, alimentan y consolidan la
indefensión.
Una excelente estrategia para contrastarlos y
restarles fuerza consiste en descubrir su origen. Cada vez que te descubras
pensando que no podrás hacerlo, que no eres capaz o que no vale la pena
intentarlo, intenta descubrir quién te
habló así. Es probable que esas palabras provengan de tus padres, un
hermano mayor, un maestro o incluso tu pareja.
Cuando te das cuenta de que ese diálogo desmotivador
en realidad es una opinión de alguien
que has introyectado, inmediatamente pierde su fuerza porque no es un
pensamiento tuyo, sino que corresponde a
la imagen que alguien quería que tuvieras de ti.
3. Vive
la diferencia
La desesperanza aprendida significa asumir que estamos
viviendo una nueva situación, en la que no tenemos las mismas limitaciones del
pasado. Significa comprender que hay
muchas otras alternativas ya que cada situación siempre es diferente, y nosotros
también somos distintos.
Por desgracia, en muchas ocasiones la persona se queda
atrapada en su pasado, para que salga de ahí es necesario que se dé cuenta de que ya no es la misma
persona y que las circunstancias han cambiado. Para lograrlo, es conveniente
resaltar las diferencias.
Por ejemplo, una persona que de niño fue golpeado y
ridiculizado por sus padres cada vez que expresaba su opinión, es probable que
ahora tema hablar en el trabajo. Esa persona puede elaborar una lista de las
diferencias entre las dos situaciones:
¿Qué pasó en aquel momento?
¿Cómo eras en aquel momento?
¿Cómo era la persona que te humilló/ridiculizó?
¿Qué pasa ahora?
¿Cómo eres ahora?
¿Cómo son las personas que te rodean?
Al poner las cosas en blanco y negro notarás que
existen grandes diferencias entre el pasado y el presente, lo cual abre la
mente a nuevas formas de reaccionar.
4. Toma
el control resolviendo problemas
Todo lo que
se aprende se puede desaprender, pero es necesario que la persona esté
dispuesta al cambio. Una
excelente estrategia dentro del tratamiento de la indefensión aprendida
consiste en promover la resolución de problemas porque con cada solución que la
persona encuentre y ponga en práctica de manera satisfactoria, experimentará
una sensación de empoderamiento que le ayudará a salir de su cárcel
psicológica.
La persona que sufre una desesperanza aprendida
normalmente asume una actitud pasiva ante la vida, dejando que sean las
circunstancias o los demás quienes decidan en su lugar. Se trata de tomar las riendas de la vida y afrontar los
problemas dejando a un lado las emociones.
Para lograrlo, existen algunas preguntas que pueden
guiarte a través del camino:
- ¿Qué puedo hacer para evitar esto?
- ¿Qué me ha enseñado esa experiencia?
- ¿Qué alternativas de solución tengo a mi alcance?
Lo más importante es que sientas que tienes el control
de tu vida y que puedes hacer algo para cambiar. Céntrate en aquellas cosas sobre las que tienes algún poder y, poco a
poco, haz algo para cambiarlas.
5. Conecta
con tu “yo interior”
Las personas que sufren indefensión aprendida a menudo
se han desconectado completamente de su “yo interior”. El dolor que han sufrido
en el pasado les ha llevado a esa desconexión emocional. Sin embargo, para
sanar es fundamental volver a reconectar con tu esencia.
Un ejercicio que no se suele usar en el tratamiento de
la indefensión aprendida pero que es muy eficaz para redescubrir a la persona
que habita en ti consiste simplemente en meditar delante del espejo.
Siéntate en un lugar donde nadie pueda molestarte,
preferentemente delante de un espejo donde puedas verte por completo.
Simplemente debes mirarte, sin ninguna expectativa. Puedes fijarte en cada uno
de tus rasgos. Al cabo de un rato, notarás que empiezas a distanciarte de la
imagen que refleja el espejo.
Algunas personas sienten una gran ternura por la
imagen que refleja el espejo, otras apenas se reconocen de tan distantes que
habían estado de ellas mismas. Muchos notan que esa “otra persona” se siente
deprimida, sola o indefensa.
En cualquier caso, la idea es que hagas las paces con
esa persona, que te des cuenta de que tú te necesitas.
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6
Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
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