¿QUÉ FACTORES ESTÁN IMPLICADOS EN EL JUEGO PATOLÓGICO?
Factores
predisponentes o de riesgo
Entre
los factores predisponentes o de riesgo (factores generadores o reforzadores de
la conducta de juego y que a su vez pueden ser predictores de la misma) que
podemos encontrar en el inicio de la conducta de juego nos encontramos entre
otros, con factores personales,
familiares y socioambientales (EDIS, 2003; Garrido, Jaén y Domínguez,
2004).
FACTORES PERSONALES
Se
corresponderían con las características que posee la persona y que le
predisponen a utilizar el juego como una vía de escape a sus problemas, tanto
de estado de ánimo, ansiedades, búsqueda de sensaciones y ocupación del tiempo,
otro tipo de adicciones, etc.
a) Características de personalidad
Según
Secades y Villa (1998), desde la perspectiva de los rasgos generales de la
personalidad, aunque los resultados de los estudios que han tratado de
identificar los rasgos generales que caracterizan a los jugadores patológicos
son contradictorios, se consideraría que los jugadores patológicos tienden a
presentar un alto nivel de neuroticismo
y de extraversión. No obstante, como no se puede sustentar de forma
adecuada, no se puede identificar
dimensiones generales de personalidad en los jugadores que los caractericen
y diferencien (Lesieur y Rosenthal, 1991; Ochoa y Labrador, 1994; Robert y
Botella, 1994). Sin embargo, se han analizado factores más específicos como
predisponentes de la conducta de juego (o por lo menos relacionados, ya que al
realizarse los estudios sobre personas que ya poseían la adicción al juego,
sería difícil establecer si las características de personalidad han facilitado
el desarrollo de la adicción o son consecuencia de ésta), como podría ser la
“búsqueda de sensaciones” (Zuckerman, 1979).
b) Factores biológicos
Desde
las teorías biológicas, un nivel de
activación anormal es el responsable del mantenimiento de la conducta de
juego. Según Jacobs (1986), dentro de la Teoría General de las Adicciones, en
el Síndrome de Personalidad Adictiva (APS), las personas con alteraciones
crónicas de la activación psicológica (aunque también con alteraciones de
activación psicofisiológica, influida por la psicológica), son las que corren
mayor riesgo de adquirir dependencia, lo que conllevaría el alivio de esa
situación de estrés crónico.
c) Factores de aprendizaje
La
exposición al juego, así como el
aprendizaje de la conducta de juego mediante el modelado por parte de las
madres y padres o personas cercanas a la persona se corresponden con uno de los
factores predisponentes. No obstante, siempre debemos tener en cuenta la
interacción de estos factores con otros a la hora de explicar la aparición de
este trastorno (Robert y Botella, 1994).
d) Variables cognitivas
Para
las teorías cognitivas, como la Teoría Racional Emotiva (RET) de la Adicción o
la de Percepción Ilusoria de Control, existen ciertas alteraciones cognitivas
que influyen en el inicio y mantenimiento de la conducta de juego o son
agravadas por ésta. Se establecen pensamientos irracionales, distorsionados y
erróneos, que llevan a asumir más riesgos, desarrollando una cierta ilusión o percepción de control sobre
el resultado del juego (Echeburúa, 1992).
Ejemplos de factores de riesgo
personales serían entre otros (EDIS, 2003):
•
Sensación de no poder superar dificultades
•
Pérdida de la confianza en sí mismo
•
Insatisfacción en su vida actual
•
Insatisfacción en los estudios o trabajo
•
Sensación de agobio o tensión
FACTORES FAMILIARES
Entre
los factores familiares que parecen ser de riesgo o predisponentes al juego,
nos encontramos según la Sociedad Americana de Psiquiatría (APA, 1995) entre
otros con una disciplina familiar
inadecuada, inconsistente o excesivamente permisiva, la exposición al juego
durante la adolescencia, la ruptura del hogar, unos valores familiares apoyados
sobre símbolos materiales y financieros, la falta de planificación y el
despilfarro familiar, etc. También parece ser predisponente el tener padres con personalidad inestable, muy
competitivos y enérgicos, etc. (Greenberg, 1980). Sin embargo, hay veces en
que los vínculos familiares pueden frenar el desarrollo del juego patológico
(Robert y Botella, 1994).
Los factores de riesgo familiares podríamos resumirlos en (EDIS,
2003):
•
Malas relaciones madres y padres con hijas e hijos.
•
Malas relaciones entre la pareja.
•
Abuso de alcohol, drogas o juego en los progenitores.
•
Mala situación económica
FACTORES SOCIOAMBIENTALES
Entre
los factores sociales y culturales nos encontramos con la gran disponibilidad y el acceso fácil al juego,
así como la aceptación social, que
incrementan la prevalencia del juego patológico en la población (Allcock,
1986). A medida que la participación en el juego se extiende a la población
general, también lo hace la incidencia del juego patológico. Dentro de la
exposición al juego, también podríamos distinguir varios aspectos como serían el tipo y número de juegos legalizados, el
acceso a los juegos, el poder adictivo del juego y las primeras experiencias
con éste. Y por último podríamos destacar también entre otros factores, los medios de comunicación, que ejercen
un poder de persuasión importante sobre la población.
Ejemplos de factores de riesgo socioambientales serían entre otros
(EDIS, 2003):
•
Grupo de iguales de jugadoras y jugadores.
•
Conducta de juego en lugares de diversión.
•
Facilidad de acceso al juego.
•
No participación social.
•
Mala situación contractual o paro.
•
Trabajo a destajo o alto rendimiento.
•
Jornadas de trabajo prolongadas.
•
Cansancio intenso o estrés en el trabajo.
Factores
mantenedores del juego patológico
Los factores mantenedores serían aquellos que están relacionados con la
explicación de que una persona siga jugando y llegue a desarrollar una
dependencia, a pesar de todas las consecuencias negativas y el deterioro que le
ocasiona en todos los niveles. Estos factores se pueden agrupar en cuatro
categorías (Robert y Botella, 1994; Garrido, Jaén y Domínguez, 2004).
a)
Refuerzos positivos
y negativos
Los refuerzos positivos de la conducta de juego (“el valor reforzante del
juego”) pueden ser muy diversos según para la persona que juegue. Entre ellos
encontramos el dinero que se puede
ganar, las ilusiones de riqueza, éxito, grandeza, poder, etc., el refuerzo
social, así como la activación
fisiológica de la que antes se habló. Estos refuerzos son de naturaleza
intermitente y de razón variable, así como producen un mayor arousal, lo que los convierte en poderosos a la hora de
mantener una conducta, en este caso la del juego.
Los refuerzos negativos los encontramos cuando una persona realiza una o
varias conductas para liberarse de algo
que le es desagradable o molesta. En el caso de quienes juegan el juego les
ayuda a disminuir o eliminar sensaciones o emociones desagradables como podrían
ser la tristeza, aburrimiento,
nerviosismo, malestar con uno mismo, etc., ya que lo utilizan para evadirse de todos sus problemas. Pero
como los problemas aumentan a medida que más se introduce en la conducta de juego,
la persona entrará en un círculo vicioso del que le será difícil salir.
b) Estímulos discriminativos
Los estímulos discriminativos son
los que atraen la atención de la persona jugadora y favorecen que se produzca
la respuesta de juego (“tensión emocional suscitada por los estímulos asociados
al juego”). Entre ellos están por ejemplo los sonidos, las luces, la música,
etc., que quienes juegan los llega asociar con las sensaciones agradables que
le produce o el alivio de las desagradables.
c) Sesgos cognitivos/creencias
y pensamientos irracionales
Cuando
las personas jugadoras llevan a cabo la conducta de jugar, procesan la
información que reciben de un modo que da lugar a pensamientos erróneos que en
ese momento los dan por válidos, dando lugar a los sesgos cognitivos, así como
a creencias y pensamientos irracionales como ya se comentó anteriormente. Entre
estos errores nos
encontramos con la relación causa – efecto, el formular
hipótesis sobre el juego, la confirmación o predicción de una hipótesis, así
como sorpresa cuando no se confirma, la personificación de la máquina, el
situar el mérito o el error en uno mismo, percepción de habilidad personal y/o
control, referencia a habilidades personales y la referencia a un estado
personal.
Y
los sesgos cognitivos más
importantes que afectan a la percepción del juego son:
a-
La ilusión de control: Las expectativas de éxito personal que se mantienen sin tener en cuenta
el azar. En muchas ocasiones este supuesto control sobre los resultados se
ejerce mediante determinados rituales y supersticiones, resultado del
“pensamiento mágico”.
b-
Atribuciones diferenciales en función del resultado: Las
personas que juegan, cuando ganan, tienden a atribuir el éxito a factores internos de la propia persona como
serían la habilidad o el esfuerzo. Pero cuando
pierden o fracasan, lo atribuyen a factores externos como serían la mala
suerte, la dificultad del juego, el ruido, etc.
c-
El sesgo confirmatorio: La persona jugadora solo atiende a los resultados positivos,
valorándose a sí mismo por sus habilidades, cualidades, buena suerte, etc.,
mientras que no atiende a los negativos
o los justifica, de modo que no afecte a su sistema de creencias.
d) Falta de
habilidades para hacer frente al impulso de jugar
La
ausencia de habilidades y de
autocontrol, de manejo del dinero, de resolución de problemas, de afrontamiento
del estrés, etc., influyen sobre el aumento de los problemas y de la
conducta de juego.
Factores de
protección en el juego patológico
Los factores de protección se corresponderían con aquellos valores, integración familiar, entorno comunitario, actividades
culturales, deporte, prevención escolar, etc., que interactuando con sobre
los factores predisponentes o de riesgo impedirían o modularían la conducta de
juego desadaptativa (EDIS, 2003).
Según
algunos estudios (Robles y Martínez, 1999), algunos factores de protección
serían las normas de conducta en la
familia y la escuela, las relaciones satisfactorias, el apego familiar, el
apoyo social, la implicación en actividades religiosas, la auto aceptación y la
existencia de valores positivos respecto al cuerpo y a la vida.
Por
otra parte, los factores de protección (familiares, escolares, comunitarios,
personales, de valores, de relación social, grupales y laborales) se pueden
agrupar en cuatro bloques: valores alternativos, actividades alternativas,
integración familiar, y entorno y prevención (EDIS, 2003).
1.- Valores alternativos
Entre
los valores alternativos tendríamos los siguientes factores de protección:
•
Mantenerse al margen de la conducta de juego
•
Renuncia satisfacciones por futuro
•
Objetivos claros de lo que quiere
•
Colaborar con los demás
2. -Actividades alternativas.
Entre
las actividades alternativas:
•
Participar en las actividades sociales
•
Participar en actividades humanitarias
•
Participar en actividades religiosas
•
Practicar deportes
3.-Integración familiar.
•
Diálogos entre pareja y familiares en general
•
Relaciones familiares satisfactorias
•
Contar los problemas en casa
•
Dialogar sobre riesgos adicciones
4.- Entorno y prevención.
•
Prevención de adicciones en general
•
Prevención adicciones en escuelas y trabajos
•
Integración en el barrio
Referencias bibliográficas
Fernández, R., Pérez, M. M., & Sicilia, S. (s.f.).
Guía Clínica. Actuar ante el juego. Consejería para la Igualdad y Bienestar
Social, Junta de Andalucía.
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
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