Conceptos
básicos en que se fundamenta al TG (aunque destaca más por sus aplicaciones
prácticas que por su desarrollo teórico):
1.
El “darse cuenta”
2.
Concepción holística y sistémica
3.
Valoración del “aquí y ahora”
4.
Importancia de la experiencia
5.
Énfasis en la responsabilidad
6.
El ciclo de satisfacción de necesidades
7.
Las resistencias
8.
Polaridades
9.
Contacto y retirada
10. El
cuerpo y las emociones
11. La neurosis
El “darse cuenta”
Es el
proceso por el que la experiencia aparece en la consciencia y consiste en que la
persona se haga consciente de todo aquello que le acontece, como
sensaciones, sentimientos, ideas o todo aquello que evita.
El objetivo
principal es que la persona se de cuenta de lo que hace y de cómo lo hace
La TG
se basa en la idea de que el darse cuenta posibilita el autoconocimiento
que, a su vez, permite que la persona pueda desarrollar sus potencialidades,
que es la finalidad última de la psicología humanista.
El darse
cuenta implica observación y percepción en diferentes esferas:
1.
Zona interna o sí misma: Las
sensaciones y emociones internas
2.
Zona externa o mundo: Todo
aquello que ocurre en la realidad circundante
3.
Zona intermedia: Todo
el conjunto de prejuicios, creencias, pensamientos, expectativas y recuerdos
con que se interpretan tanto las sensaciones y emociones internas como todo lo
que ocurre en el mundo exterior. Es importante que el individuo tome
consciencia de todo lo incluido en la zona intermedia, porque suelen ser los que
impiden que el individuo contacte con su experiencia real.
Etapas
del proceso “darse cuenta”:
1.
Darse cuenta de los problemas que se
tienen de forma genérica
2.
Darse cuenta en situaciones y momentos
concretos
3.
Identificar la personalidad subyacente o
todo el comportamiento, sentimientos, evitaciones...
Concepción holística
y sistémica
La
idea del todo, de la Gestalt o configuración está siempre presente en esta
perspectiva, fundamentalmente en dos niveles:
1.
Por un lado, se destaca la unidad
indivisible del ser humano en todas sus facetas o dimensiones: sensorial,
afectiva, intelectual, social y espiritual
La TG supone una perspectiva
unificadora y holística del ser humano, que pretende integrar todas sus
dimensiones.
2.
Por otro lado, se hace hincapié en la unidad
indivisible entre el individuo y su medio y que para entender una conducta
hay que tener en cuenta el contexto en el que se desarrolla.
Íntimamente
ligada a la idea del todo se encuentra otra, relacionada con la concepción
sistémica, donde lo que importa son las interrelaciones entre todas las
partes, más que las partes aisladas en sí.
El
organismo es un sistema formado por elementos que están en continua
interrelación unos con otros, influyéndose mutuamente sin que pueda decirse
que unos son las causas de los otros puesto que todos están afectando recíprocamente.
Valoración del “aquí
y ahora”
La TG
se focaliza en la experiencia presente, se valora el momento actual en contra
del pasado y el futuro, y lo que está presente en la situación en contra de lo
que está ausente.
A
pesar del hecho obvio de que lo presente es lo único verdadero porque el pasado
ya no existe y el futuro aún no ha llegado mucha gente se dedica a rumiar sobre
los errores del pasado o a anticipar catástrofes impidiéndose que puedan centrarse
en el momento que están viviendo en el presente.
Para
la TG, el pasado sólo es importante si se relaciona con algún tema significativo
del funcionamiento presente. Se evita todo lo que no se desarrolla en el presente
y aunque el problema se refiera a una situación pasada o a una expectativa, se
actualiza en el momento y situación actual.
Importancia de la
experiencia
En la
TG se valora la experiencia vivida en sí misma y se evita cualquier análisis,
explicaciones o interpretaciones de la misma.
El fin
último no es explicar, sino experimentar.
Lo importante
es lo que la persona siente en ese momento y situación concreta. Por ello, se
descarta cualquier operación intelectual, que, aplicada sobre esa experiencia,
pueda sesgar la significación subjetiva de la misma.
Uno de
los objetivos terapéuticos principales es la unión de la palabra (y en general,
de todo lo simbólico) a la experiencia. Son las palabras o símbolos los que
tienen que estar en función de la experiencia, y no al revés
Conciencia
= unión de palabras y la experiencia
Énfasis de la
responsabilidad
La TG
pone énfasis en la responsabilidad que tiene cada ser humano de sí mismo. Intenta
que la persona se de cuenta de que queramos o no, somos responsables de nuestra
vida, lo que pensamos, decimos, hacemos, sentimos o evitamos.
No
niega la existencia de influencias genéticas o de las personas con las que se
relacionan, pero hace hincapié en qué es lo que hace la persona con todo ese
legado.
Uno de
los objetivos de la terapia, además de que la persona tome consciencia, es que
asuma sus responsabilidades. Por ejemplo, cuando una persona explica su comportamiento
como debido a la educacion que le dio su padre, está eludiendo su responsabilidad.
Su comportamiento es porque él quiere ya que podría haber decidido reaccionar
de otra manera a todas las enseñanzas de su padre.
El ciclo de
satisfacción de necesidades
La TG
defiende que las necesidades, además de organizarse jerárquicamente, se autorregulan
por el propio organismo.
Un organismo
sano es aquel que se da cuenta de sus necesidades, es decir, el que permite que
las más importantes en el momento lleguen a ser figuras destacadas.
La
homeóstasis del organismo o equilibrio se consigue mediante la satisfacción de
necesidades. De ahí, que un aspecto de la TG sea el ciclo de satisfacción de
necesidades, que describe todo el proceso que ocurre desde que una necesidad
aparece hasta que la satisface.
Todos
los autores proponen en esencia el mismo proceso, pero difieren en el número de
etapas. Por ejemplo, Piernet (1990) propone:
1.
Sensación
2.
Toma de conciencia
3.
Energetización
4.
Acción
5.
Contacto
6.
Realización
7.
Retirada
La TG
insiste mucho en las gestalts inacabadas o asuntos inacabados puesto que se considera
que van a afectar a las personas hasta que no se “cierren”. Por ejemplo, la
necesidad de que la madre no le prestara atención durante la infancia estará
asociada a sentimientos de rabia o resentimiento hacia la madre, que
probablemente no se hayan expresado. Pero, además, la insatisfacción de esta
necesidad va a determinar las relaciones con los demás, pues probablemente va a
buscar la atención que le falta. De la misma manera, si una persona no se ha
sentido aceptada por su padre, buscará aceptación en las personas allegadas,
impidiendo así una comunicación genuina con los demás.
Las resistencias
Hace referencia
a cualquier obstáculo intrapersonal que pueda impedir el proceso de
satisfacción de las necesidades.
Perls,
denomina a las resistencias, mecanismos neuróticos, los cuales están en
el origen de la neurosis, puesto que impiden al individuo entrar en contacto
con el medio ambiente de manera adecuada, o le hacen confundir los límites entre
lo propio y lo ajeno.
El fin
del psicoanálisis es vencer las resistencias. El fin de la TG es que el
individuo tome consciencia de ellas y las emplee en forma adaptada en función
del momento y la situación.
Estas resistencias
pueden ser sanas o patológicas dependiendo de la intensidad, flexibilidad con
que se usan o el momento en que aparecen
Perls, señaló 4
mecanismos:
1.
Introyección: Todo
lo relativo al exterior entra en el individuo sin que se cuestione o elabore
nada. Se suele usar el término “tragar sin masticar”. Para que todo el
material procedente del mundo exterior durante el proceso de crecimiento
personal (padres, profesores, medios de comunicación, normas sociales) no se
conviertan en una introyección, se requiere que el individuo critique, analice,
cuestione todo lo que asimila y aprende.
Uno de
los efectos más negativos del mecanismo introyección son las dificultades de
las personas para distinguir lo que siente realmente de lo que otros quieren
que sienta, o de lo que sienten los demás.
2.
Proyección: Lo
contrario a introyección. En vez de tragar, lo que hacemos es “escupir”.
Consiste en atribuir a algo de fuera (persona u objeto) aquello que es propio
del individuo. Por ejemplo. Sospechar que el otro no confíe cuando es él el
desconfiado.
La persona
proyecta fuera las emociones, pensamientos o acciones de las que no se responsabiliza,
pero de esta manera pierde aspectos de sí mismo que son genuinos. Además, sólo
se puede cambiar un comportamiento cuando uno lo acepta como propio y se
responsabiliza de él.
Según
la teoría gestáltica, las personas con tendencia a proyectar son individuos que
no pueden aceptar sus propios actos o emociones porque consideran que “no
deberían” actuar o sentir de esa manera. Los “no deberías” son los introyectos
que están en la base de los actos proyectivos. Por ejemplo, Si la persona se
creyó sin cuestionar que era muy amable (introyección), tiene que creer que son
los demás los agresivos (proyección).
3.
Retroflexión:
Resistencia que marca excesivamente el límite entre el yo y el entorno,
haciendo que el individuo se vuelva hacia sí mismo. El punto central es
el control de uno mismo por lo cual, la retroflexión reiterada bloquea las
salidas al mundo. En vez de dirigir la energía para cambiar el ambiente, la
dirigen hacia sí mismos, convirtiéndose en la diana de su propio
comportamiento. Además, como el contenido de lo retroflexionado suele ser negativo,
el mecanismo se puede convertir en una forma de autocastigo. Por ejemplo, si
alguien me trata de forma inadecuada, puedo pensar que la culpa es mía por no
impedir antes que esto ocurriera. En este sentido las somatizaciones pueden
entenderse como retroflexiones.
4.
Confluencia:
Pérdida de las demarcaciones entre experiencia interna y realidad exterior. No
experimenta límites entre sí mismo y el ambiente y evita el riesgo de la
diferenciación. Este mecanismo subyace a los fanatismos de cualquier tipo. Es
propio de las personas que tienen gran necesidad de ser aceptados, por lo que
el conflicto les produce gran ansiedad. Este mecanismo les lleva a no expresar
sus verdaderos sentimientos y opiniones, llegando a ser muy complicado el tener
sus propias ideas y hablar por ellos mismos. La evitación del conflicto, a su
vez, hace que el contacto auténtico sea muy difícil.
Polaridades
En el ser
humano se pueden identificar cantidad de opuestos: físicos (sanos-enfermos;
cansados-pletóricos...); psíquicos (recordar-olvidar; sentir amor-odio;
cobardes-osados...)
Según
Perls, lo que hace la TG es utilizar el hecho de la existencia de polaridades
en las personas de manera que les pueda ser útil. El primer paso es reconocer
que podemos sentir cosas opuestas, es decir, darnos cuenta. Posteriormente,
el darnos cuenta va a permitir establecer una actitud dialéctica que
posibilite el entendimiento e integración de los aspectos opuestos.
El
estudio del autoconcepto se hace a través del trabajo de las polaridades pues,
las personas reconocen unos rasgos como propios, pero no admiten poseer otros
rasgos opuestos. Sin embargo, este autoconcepto reconocido no es totalmente
verdadero, ni auténtico puesto que omite aspectos genuinos de la personalidad
por lo que no servirá de apoyo al paciente además de limitar la expresión de
sus verdaderas polaridades.
La TG
apuesta por el denominado cambio paradójico que surge debido a no intentar cambiar
a ser distinto de como uno es, sino de la aceptación total de uno mismo con sus
defectos y virtudes. El terapeuta evita la incitación al cambio, que propiciará
la manifestación de una imagen, y no del verdadero self, y en su lugar promueve
la aceptación
Contacto y retirada
La TG
pone mucho énfasis en la necesidad que tiene el individuo de contactar con el
mundo que le rodea. De hecho, también se ha denominado “terapia de contacto”.
El opuesto del contacto es la retirada y, por ello, se entiende que lo
saludable es que la persona mantenga ciclos de contacto y retirada con el
entorno de forma fluida y constante.
El enfoque
gestáltico defiende que el individuo está en constante interacción con la
situación. Contactar es ponerse en relación con el ambiente para satisfacer una
necesidad. La persona contacta con el mundo a muchos niveles:
·
Plano físico: el respirar es el contacto más
básico, comer, beber
·
Faceta emocional: recibir apoyo y afeto, de ahí
la necesidad de contactar con personas
·
Dimensión intelectual: necesidad de aprender,
intercambiar ideas...
La
retirada siempre sigue al contacto y consiste en separarse, desconectar y
prepararse para la siguiente. El ritmo de contacto-retirada está marcado por
una jerarquía de necesidades. Las necesidades dominantes emergen como figuras
sobre el fondo que constituyen la personalidad total y a partir de ese momento,
se realizan acciones efectivas dirigidas hacia la satisfacción de la necesidad.
El
ciclo contacto-retirada sirve, en TG, como uno de los marcos de referencia para
entender el comportamiento neurótico (excesos o defectos de contacto o
retirada). Las personas pueden contactar poco o tener problemas para retirarse
o hacer contacto-retiradas problemáticas, cuando se falsea lo que realmente se
necesita o se manipula para conseguir la satisfacción de una necesidad.
El cuerpo y las
emociones
La TG
pone énfasis esencial en la faceta emocional del organismo y sus correlatos corporales.
Las emociones
son adaptativas ya que permiten que el organismo proceda rápida y
automáticamente la compleja información situacional, para que este pueda actuar
apropiadamente y satisfacer importantes necesidades (autoprotección, defensa,
apoyo...). La emoción identifica lo que es significativo para el bienestar y
prepara para la acción. Se podría decir, que detrás de cada sentimiento hay una
necesidad y que cada necesidad dirige a la acción. Por ello, el terapeuta está
muy atento a todo aquello que el cliente expresa de manera no verbal y además
favorece que este se de cuenta de las emociones sentidas, potenciando su
expresión. La postura, movimientos o gestos son los que cuentan al terapeuta la
verdadera historia del paciente. Este dato es un signo más de que la TG se
centra más en el proceso que en el contenido y que todos aquellos que se
focalizan en el contenido se pierden gran parte de los aspectos genuinos de las
personas.
La concepción
holística de la TG (el organismo en su totalidad) según la cual, no tiene sentido
separar las dimensiones físicas y psíquicas. No comparte el planteamiento
defendido por la psicosomática tradicional respecto a que algún problema
psíquico sea la causa de trastornos de carácter físico, puesto que implica un
pensamiento causal de tipo lineal que contradice la aproximación holística.
La perspectiva
holística e integradora implica que hay que tener en cuenta que los conflictos
se expresan tanto verbal como corporalmente y todos los procesos físicos
(postura, tensión muscular, problemas somáticos) son expresiones de la persona.
Por ello, el terapeuta gestáltico presta mucha atención a la postura del cuerpo,
la voz y los gestos de la cara, respiración, transpiración, enrojecimiento de
la piel, incongruencias entre lo que dice con palabras y lo que comunica el
cuerpo...
Los síntomas
corporales son utilizados frecuentemente por el terapeuta como “puerta de
entrada” para comenzar el contacto con el cliente. El terapeuta tiene como uno
de sus objetivos, favorecer la expresión de emociones en el momento más
oportuno. Si observa un cambio en la voz, postura, respiración puede preguntar
al paciente lo que siente en ese momento para tomar conciencia de sus
emociones.
La neurosis
La neurosis
es una maduración incompleta (Perls) debiendo abordarse desde un punto de vista
educativo, y no médico, como es lo habitual. Todas las personas tenemos
capacidad y necesidad para desarrollarnos y crecer psicológicamente. Si este
proceso ocurre, las personas son sanas. Si el desarrollo se paraliza, se da
neurosis.
El crecimiento
supone ganar áreas de conciencia y la falta o evitación del “darse cuenta”
inhibe este crecimiento.
Las personas
neuróticas no viven el presente porque se enfrentan crónicamente son asuntos
inacabados del pasado. En ellos, el ciclo contacto-retirada no funciona, no
puede decidir por sí mismo cuando conectar y cuando retirarse porque los
asuntos inconclusos, las interrupciones de los procesos, se lo impiden.
Sin embargo,
la necesidad más urgente o el asunto inacabado más importante surgiría siempre
si la persona estuviera atenta a la propia experiencia, momento a momento. El
obstáculo principal del crecimiento es la evitación del “darse cuenta”. Los neuróticos
no pueden ver claramente sus necesidades, ni pueden hacer distinciones
adecuadas entre ellas y el resto del mundo, debido al oscurecimiento de su
consciencia, y así, pueden mantener un equilibrio entre sí mismas y el ambiente.
El individuo
saludable y maduro se autoapoya y autorregula, se da un adecuado balance entre
él mismo y el resto del mundo. La autorregulación implica que el organismo es
capaz por sí mismo de desarrollar sus potencialidades en beneficio del
organismo total y no de una de sus partes. El “darse cuenta” se dirige hacia
esa naturaleza autorreguladora del organismo.
Bibliografía:
Rojí, B., & Saúl, L. A. (2013). Introducción a
los tratamientos psicodinámicos, experienciales, constructivistas, sistémicos e
integradores. Madrid.
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