La dispepsia o indigestión se refiere a las molestias y/o dolor
que se produce en la parte alta del abdomen.
Algunos pacientes se quejan de dolor, hinchazón, acidez o náuseas, mientras que
otros presentan indigestión, pero,
en términos generales, todos sufren malestar en esa zona.
La dispepsia se define como un conjunto de síntomas
que se originan en el tracto gastrointestinal superior,
en ausencia de cualquier causa estructural o enfermedad metabólica que pueda
explicarlos.
En los pacientes con dispepsia, el
estómago no se relaja en respuesta a una comida, observándose también
alteraciones de las contracciones y del vaciamiento gástrico.
En algunos casos, se puede presentar,
también, una mayor percepción de la actividad gástrica, lo que se denomina hipersensibilidad
visceral.
La dispepsia es motivo de consulta médica
frecuente ya que hasta el 25 por ciento de la población
general lo presenta de forma usual. La dispepsia
constituye el 5 por ciento de consultas médicas y hasta
40-70 por ciento de las molestias digestivas en la
práctica clínica.
Causas
Las causas de esta
afección son desconocidas en la mayoría de los pacientes. En algunos casos, los
síntomas pueden presentarse después de una comida excesiva o
por haber ingerido determinados medicamentos que producen
lesiones en la mucosa gástrica, como pueden ser la aspirina o
los antiinflamatorios.
Es posible,
también, que la causa se deba a problemas psicológicos, tales como el estrés, la ansiedad o
la depresión.
Algunos pacientes
con dispepsia pueden tener una herida o erosión, denominada úlcera,
en el estómago o en la zona del duodeno, causadas, en su mayoría, por una
bacteria denominada Helicobacter pylori.
Las causas por las
que se producen la mayoría de los casos de dispepsia son el consumo excesivo
de alcohol, la ingesta de alimentos picantes, o
muy grasientos, e ingerir grandes cantidades de
comida en poco tiempo.
Otras razones
pueden ser el tabaquismo, los alimentos con mucha fibra o
consumir demasiada cafeína.
Síntomas
El principal
síntoma de la dispepsia en el malestar producido en la
parte superior del abdomen, que sucede durante o después de las comidas.
Este dolor se
describe como calor o ardor en la zona que se encuentra entre el ombligo y la
parte inferior del esternón, y la sensación de hinchazón molesta al empezar a
comer o después.
Otros síntomas que
también pueden producirse, aunque en menor medida, son la distensión
abdominal o las náuseas.
Esta afección no es
lo mismo que la acidez gástrica ya que los síntomas de ésta
suelen originarse en el pecho y pueden irradiarse hacia el cuello o la
garganta.
Según Cristina Gil
Paez, gastroenteróloga del Hospital Universitario HM Montepríncipe y profesora en la Facultad
de Medicina de la Universidad Ceu San Pablo, los síntomas dispépticos tienen
relación con diabetes, disfunción tiroidea, hiperparatiroidismo,
colagenopatías, embarazo, insuficiencia renal, isquemia coronaria y
patologías malignas gastrointestinales.
En cada caso los
síntomas variarán, tal y como señala la experta. Así quedarían los síntomas
así:
·
Diabetes
e hipotiroidismo: digestiones
lentas (por vaciamiento gástrico lento).
·
Hiperparatiroidismo: anorexia, vómitos, úlceras gastroduodenales o pancreatitis aguda.
·
Colagenopatías: hipomotilidad esofágica o
gástrica, hiporexia, reflujo o regurgitación.
·
Embarazo: pirosis, reflujo,
regurgitación o vómitos.
·
Insuficiencia
renal aguda y crónica: pirosis,
distensión abdominal, reflujo, gastroparesia.
·
Isquemia
coronaria: dolor torácico
atípico.
·
Neoplasias
gastrointestinales: dolor abdominal
intenso, síndrome constitucional, hemorragia digestiva alta.
Prevención
Las medidas que
pueden llevarse a cabo para prevenir esta afección son:
·
Relajarse y descansar
después de las comidas si el estrés puede ocasionar al paciente una
indigestión. Por lo tanto, los especialistas recomiendan evitar realizar
ejercicio inmediatamente después de la ingesta.
·
Es importante
destinar tiempo suficiente para las comidas, masticando los
alimentos cuidadosamente y no tragar precipitadamente.
Si el paciente es
propenso a sufrir dispepsia, se suele aconsejar que evite tomar medicamentos
como el ácido acetilsalicílico y algunos antinflamatorios con el estómago
vacío.
Tipos
Existen dos tipos
de dispepsia:
·
Dispepsia
funcional: Aquella que se
produce sin causa aparente y que no está provocada por un problema orgánico.
·
Dispepsia
orgánica: En este tipo, la
dispepsia está causada por un daño orgánico.
Diagnóstico
La dispepsia se
puede detectar a través de los siguientes procedimientos:
·
Ecografía abdominal.
·
Esofagogastroduodenoscopia: También denominada endoscopia gastrointestinal.
Es un examen que visualiza el esófago, el estómago y el duodeno para detectar
si existen lesiones.
Tratamiento
Si las molestias no
se producen con frecuencia, en principio, no es necesario acudir al
especialista. Los síntomas desaparecerán solos, pero si no es así, el
tratamiento concentra las siguientes pautas:
·
Dieta: En la mayoría de los casos, los
pacientes tienen síntomas asociados con la ingesta de alimentos. Por ello, se
recomienda que realicen comidas bajas en grasas y calorías, y en pequeñas
cantidades.
·
Erradicar el Helicobacter
pylori a través de antibióticos en los casos en los
que esta bacteria sea la causante.
·
Administrar
medicamentos que reduzca el ácido (un ejemplo es el omeprazol).
Otros datos
La dispepsia, por
lo general, no es un problema grave de salud, a menos que esté
acompañado de otros síntomas, como pérdida de peso o molestias a la hora de
tragar.
Se recomienda que
el paciente asista al especialista si los síntomas persisten durante varios
días seguidos, se produce una pérdida de peso considerable o se presentan
problemas a la hora de tragar los alimentos.
La afección se
considera grave si presenta otros síntomas como: coloración amarilla de la piel
y de los ojos denominada ictericia o bien sangre en
las heces o en el vómito.
La dispepsia funcional
La dispepsia funcional se ha considerado un
problema más funcional que orgánico, pero ahora, por primera vez, un estudio
describe alteraciones biológicas asociadas a este problema tan común. Estas
alteraciones se fundamentan en cambios a nivel de la mucosa del duodeno que se
traducen en una mayor permeabilidad de la barrera intestinal e inflamación.
Todo ello permitirá, a largo plazo, identificar dianas diagnósticas y
terapéuticas específicas para esta enfermedad.
Los resultados de este estudio, publicados
en la revista GUT y realizados en colaboración con
el equipo de Ricard Farré, integrante del Centro de Investigación Translacional
de Trastornos Gastrointestinales, concretan las lesiones halladas a nivel
duodenal, pero además arrojan luz sobre el origen molecular de esta enfermedad.
Este hallazgo supone un cambio de paradigma
respecto a la dispepsia funcional e incorpora una nueva visión sobre esta
enfermedad. Además, "la enorme similitud entre estos hallazgos a nivel de
la mucosa duodenal y los encontrados en el resto del intestino en relación al
síndrome del intestino irritable hace suponer que el origen de la enfermedad es
muy parecido, aunque con manifestaciones en diferentes localizaciones del tubo
digestivo", explica Javier Santos, responsable de esta línea de estudio del
grupo de investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR.
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