La experiencia de la
vulnerabilidad
El sentimiento más importante
asociado a la vulnerabilidad es la ansiedad. Algo catastrófico está a punto de
ocurrir y te faltan los recursos para hacerle frente. Esta trampa vital tiene
dos vías:
- · Exagerar el riesgo de peligro
- · Minimizar la propia capacidad de afrontarlo
Lo que temes depende del tipo de trampa vital. Hay cuatro
tipos de vulnerabilidad y se puede tener más de un tipo:
·
Salud y enfermedades
·
Peligro
·
Pobreza
·
Pérdida de control
Salud y enfermedades
Puedes ser hipocondríaco
Te preocupas obsesivamente de tu salud. A pesar del hecho
de que los médicos no paran de decirte que no tienes nada grave, estás
convencido de que estás enfermo, que tienes SIDA, cáncer, esclerosis múltiple o
alguna otra enfermedad temible.
La mayoría de las personas que tienen ataques de pánico
pertenecen a este tipo. Constantemente exploras tu cuerpo buscando señales de
que algo va mal. Estás sensibilizado con tu físico. Cualquier extraña
sensación, incluso una natural, puede activar el pánico: el tiempo frío o
caluroso, el ejercicio, la ira, la excitación, la cafeína, el alcohol, la
medicación, el sexo, las alturas, los movimientos...
Estás hipervigilante a cualquier cosa que sea indicativa de
una posible enfermedad. Lees cualquier información para entender del tema o
evitas cualquier mención acerca de las enfermedades. Puedes ir a todas horas al
médico o evitarlo completamente porque tienes miedo de que descubran alguna
cosa que vaya mal. Además, estás siempre preocupado con ideas que tienen que
ver con enfermedades.
Intentas evitar aquellas actividades que aumentan tus
crisis de pánico.
Es posible que tengas esta trampa vital como consecuencia
de estar físicamente frágil. Quizás estuviste muy enfermo en la infancia y
tienes un miedo exagerado a las enfermedades. O tuviste un padre que estuvo
enfermo. Sin embargo, si padece esta trampa vital en la actualidad, tus miedos
probablemente sean excesivos e irreales.
Peligro
Tienes una exagerada preocupación por tu seguridad personal
y por la de tus seres queridos. Ves el mundo cargado de peligro a cada paso que
das.
Tienes un sentimiento general de inseguridad cuando estás
fuera de casa, que no guarda proporción con el peligro real. Estás alerta a
cualquiera que parezca sospechoso o peligroso porque crees que en cualquier
momento alguien podría atacarte.
También temes los desastres tales como los accidentes de coche
y aviación. Éstas son cosas que van más allá de tu control y que pueden ocurrir
súbitamente. Tienes miedo de las catástrofes naturales como las inundaciones,
los terremotos. Independientemente de las posibilidades de que eso pase, crees
que algo malo te ocurrirá a ti.
Esta trampa vital es agotadora, ya que continuamente estás
tenso y vigilante, y crees que si bajas la guardia, algo malo ocurrirá.
Pobreza
También se denomina mentalidad depresiva, nombre dado por
las personas que fueron niños durante la Gran Depresión de los años treinta.
Estás siempre preocupado por el dinero y tienes un miedo no realista de que lo
vas a perder y acabarás viviendo en la calle.
Por mucha seguridad financiera que tengas, te parece que
sólo hay un pequeño paso de tu situación económica actual a la ruina. Algunas
veces piensas blindar tu seguridad. Crees que has de tener una cierta cantidad
de dinero para estar seguro y que, si lo sobrepasas, te hundirás. Con toda
probabilidad ahorrarás una cantidad y te preocuparás mucho si sobrepasas un
determinado nivel de gasto.
Te es muy difícil gastar dinero y tomas extremas
precauciones para ahorrarlo.
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