La contradependencia
Un ejemplo de contradependencia sería, el de una paciente
que acude a consulta segura y competente, con apariencia de ser muy capaz de
cuidar de sí misma. Se enorgullece de su independencia y autonomía: “No
necesito a nadie”. Ocho meses antes de acudir a consulta se rompió una pierna
en un accidente de esquí. Al iniciar el tratamiento, todavía llevaba las
muletas al andar. Justo antes del accidente, tuvo que volver a casa de sus
padres temporalmente. Sus padres y sus dos hermanos pequeños le tenían que
traer la comida, ayudarle a lavarse y vestirse. El estrés de que su familia la
cuidara era tan intenso que decidió acudir a terapia por el miedo a poder
volver a depender de sus padres otra vez. Se trata de un ejemplo del estilo de
afrontar el contraataque. Ponía toda su
energía en rendir a un alto nivel y ser completamente independiente; así
afrontaba la trampa vital de dependencia.
La paciente era competente y ésta era una de sus
características más sobresalientes, pero en su interior, sentía una gran
ansiedad. Tenía miedo de no hacer las cosas correctamente. Cada vez que
conseguía un ascenso, lo cual era frecuente, temía no ser capaz de encargarse
del trabajo. Cuando sus amigos le pedían que asumiera el liderazgo, ejecutaba
el papel con una gran competencia, pero al mismo tiempo con una gran inquietud.
Los miedos que sentía siempre la presionaban hacia niveles de competencia muy
elevados; así conseguía superar cada tarea, pero nunca se daba un respiro.
Asimismo, creía que engañaba a las personas y quitaba importancia a su talento,
magnificando sus errores o deficiencias.
Sobrecompensaba sus sentimientos de dependencia y actuaba
como si no necesitara la ayuda de nadie. Era demasiado independiente. No
importa cuánta ansiedad sintiera, se forzaba a hacer las cosas sola. Esta tendencia a ir hacia el extremo opuesto, a
actuar como si no necesitara para nada a los demás, se conoce como contradependencia y es un indicador
claro de la dependencia como trampa vital.
Las personas contradependientes rechazan dirigirse a los
demás para pedirles ayuda, incluso cuando es razonable hacerlo. Evitan
preguntar para recibir consejo, ayuda o pautas. No piden ayuda a los demás
porque esto les hace sentir demasiado vulnerables.
Los orígenes de la trampa vital de la dependencia
La dependencia como trampa vital puede originarse tanto en
padres sobreprotectores como en padres poco protectores.
Los padres sobreprotectores mantienen a sus hijos
dependientes y les refuerzan las conductas dependientes y desalientan las
independientes: retienen a sus hijos, no les dan libertad o el soporte para ser
autosuficientes.
Los padres poco protectores fracasan en cuidar a sus hijos.
Desde muy pequeños, estos niños se las arreglan solos en el mundo y funcionan
por encima de los que les correspondería según su edad. Como niños, pueden
tener la ilusión de ser autónomos; pero sienten una gran necesidad de
dependencia.
Cuando nacemos, somos totalmente dependientes de nuestros
padres. Cuando éstos cubren nuestras necesidades físicas -nos alimentan, nos
visten y nos dan cariño- establecen una base segura que nos permite
aventurarnos a explorar el mundo. Éste es un proceso del desarrollo que tiene
dos pasos bien definidos.
Pasos hacia la
independencia:
·
Establecer
una base segura
Si nunca has tenido una base segura, si nunca
te permitieron que te apoyaras con firmeza en este estado de dependencia, es
muy difícil que te muevas con independencia porque siempre anhelas esa base
segura. Como la paciente contradependiente decía: “Me siento igual que un niño
que actúa como si fuera un adulto”. No siente su competencia e independencia
como algo verdadero y aun espera esa base para apoyarse.
·
Moverse
desde esta base para llegar a ser autónomo
A parte de proporcionarnos una base segura, paulatinamente
nuestros padres deben permitirnos que nos apartemos de ellos para encaminarnos
hacia la independencia. Para ello, deben proporcionarnos la ayuda necesaria. La
ayuda no puede ser ni excesiva ni escasa.
Si falta alguno de estos dos pasos, se puede desarrollar la
dependencia como trampa vital. La dependencia como trampa vital se forma muy
pronto. Los padres que no satisfacen las necesidades de dependencia de los
niños o que no permiten su independencia, transmiten estas carencias cuando sus
hijos son muy pequeños, normalmente cuando empiezan a andar. Cuando comienza la
escuela, la trampa vital ya se ha desarrollado. Lo que se observa
posteriormente, por ejemplo, en la adolescencia, es la continuación de un
proceso que empezó tiempo atrás.
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
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