La experiencia de
grandiosidad
Hay tres tipos de grandiosidad, cada uno con
características propias. Ambos pueden solaparse, o sea que tal vez tenga más de
uno.
1.
La
grandiosidad del mimado
2.
La
grandiosidad del dependiente
3.
La
impulsividad
a) La grandiosidad el mimado
Te
ves a ti mismo como especial. Eres exigente, controlador y lo quieres todo a tu
manera. Cuando las otras personas te ponen obstáculos, te enfadas.
Tienes
poca empatía o te preocupas poco por los sentimientos de los demás, lo que te
convierte en una persona descortés y quizás incluso ofensiva.
Eres
indiferente a las expectativas sociales y a las convenciones habituales, y te
consideras por encima de la ley. Crees que a pesar de que las demás personas deban
ser castigadas cuando no respeten las normas sociales, tú no deberías ser
castigado. No esperas tener que asumir las consecuencias normales de tus
acciones.
Hace
lo que quiere sin sentirse culpable porque se siente especial. Cree que puede
escapar de las repercusiones negativas de sus acciones y actúa impunemente o
manipula la situación para no tener que asumir luego las consecuencias.
b) La grandiosidad del dependiente
Si
eres del tipo dependiente, sientes el derecho de depender de la otra persona.
Te sitúas en el papel del débil, incompetente o necesitado, y esperas que los
demás sean fuertes y te cuiden,
Te
sientes muy especial porque es tu derecho y las personas te lo deben.
Siempre
esperas apoyo económico y permites que las otras personas asuman la
responsabilidad de las cuestiones cotidianas y que tomen la mayoría de tus
decisiones.
Probablemente
te comportas de forma pasiva. Cuando alguien no te cuida, te sientes una
víctima y te enfadas, pero te contienes. Expresas tu resentimiento de otras
formas, ya sea a través de una mala cara, de conductas pasivo-agresivas, de
quejas hipocondríacas, de gimoteos o bien de rabietas.
No
sientes necesariamente que eres especial y quizás intentas por todos los medios
agradar y ser complaciente. Seguramente crees que tienes derecho a ser
dependiente, ya que te consideras débil y vulnerable. Necesitas ayuda y las
personas te la deben prestar.
c) La impulsividad
Es
un patrón relacionado con la dificultad para controlar tus conductas y
sentimientos. Tienes problemas con el control de los impulsos y actúas en
función de tus deseos y sentimientos, sin tener en cuenta las consecuencias.
Tienes
problemas para tolerar la frustración que se necesita para contemplar las
tareas a largo plazo, especialmente las aburridas o rutinarias. Tienes una
falta general de organización y de estructura, y eres indisciplinado.
Cuando
finalmente emprendes la tarea, lo haces de manera indiferente o de forma
pasivo-agresiva. Te resulta muy difícil mantenerte centrado y persistir,
incluso cuando realmente quieres cumplir. Tienes dificultades para conseguir
gratificaciones a largo plazo porque sueles demorarlas por las de corto plazo.
Este problema puede ser causa de adicciones como comer de forma obsesiva,
fumar, beber, tomar drogas o el sexo compulsivo. No obstante, los problemas con
adicciones no manifiestan necesariamente esta trampa vital, ya que éstos son
sólo indicadores. Si tuvieras la grandiosidad como trampa vital, las adicciones
formarían parte de un patrón más general que también incluiría problemas con el
autocontrol y la autodisciplina.
Puedes
tener dificultades en controlar tus emociones, especialmente los sentimientos
de enfado y de rabia. Aunque puedes estar algo deprimido, los sentimientos de
ira son predominantes. No eres capaz de expresarlos de una forma madura y lo
haces como un niño enfurecido. Te muestras impaciente, irritable y enfadado.
No
te moderas cuando expresas tu enfado y crees que debes tener la libertad de
manifestar cualquier emoción. No tienes en cuenta el impacto que reciben los
otros.
Las
dificultades que tienes con el control de los impulsos y con la expresión de la
ira suponen un problema. Si lo llevamos al extremo, la dificultad que tienes
para controlar esta primera reacción te puede conducir a conductas criminales.
Pero es más frecuente que te ocurra con estallidos de rabia, con la pérdida de
control o también con conductas inapropiadas.
Entre
el impulso y la acción tienen que aprender a colocar siempre el pensamiento.
La grandiosidad implica la excesiva
expresión de sus necesidades. No sienten que este patrón les cause ningún
malestar. No suelen acudir a terapia personas porque se sienten importantes o
especial.
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
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Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
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