La experiencia de la
subyugación
En
gran medida experimentas el mundo en función del control y otras personas
presentes en tu vida parece que siempre tienen el mando y te controlan.
El
aspecto central de la subyugación está en la
convicción de que tienes que agradar a los demás: a los padres, hermanos,
amigos, profesores, pareja, jefes, compañeros de trabajo, hijos e incluso a los
desconocidos. Con toda probabilidad, la única excepción a esta regla eres tú
mismo, ya que eres la única persona a la que no te ves obligada a agradar y,
por lo tanto, lo que quieren los demás siempre va en primer lugar.
El
sentimiento de subyugación incluye la opresión y el vivir la vida como una
carga. La constante necesidad de
satisfacer a los demás es una responsabilidad y te deja exhausto, de modo
que la vida pierde toda su diversión y libertad. La subyugación te priva de la
libertad porque las decisiones que tomas dependen del efecto que producen en
los demás. No estás centrado en ti mismo y no es: “Lo que yo quiero y siento”,
sino “¿Qué quieres y qué puedo ofrecer para que te sientas feliz conmigo?”.
La
subyugación te impide tener claro quién eres y lo que deseas y necesitas. Por
ejemplo, un niño que desde la infancia es presionado por su padre para estar en
el negocio familiar, sabía interiormente que no deseaba ser un hombre de
negocios, pero no tenía ni idea de lo que quería ser porque nunca dio los pasos
necesarios para averiguarlo. Eres pasivo: la vida te acontece. En este sentido,
se siente como si no pudiera conseguir lo que quiere en la vida. No sabe cómo
hacerlo. En realidad, siente como si no pudiera conseguir más de lo que otras
personas tienen la bondad de darle. Por sí misma no busca lo que quiere.
Siente
que no puede determinar el curso de los acontecimientos de su vida. Está
atrapado por las circunstancias o barrido por el desánimo y más que un actor es
un espectador. Cree que no puede hacer nada para resolver los problemas y sólo
espera que de repente, milagrosamente, todo irá mejor.
Generalmente
la imagen que tiene de sí mismo es la de una persona con quien es fácil
llevarse bien dado que tiene un carácter afable, tiene ganas de agradar y
previene los problemas, se lleva bien con los demás. Se ve a sí mismo como
alguien que está dispuesto a complacer y hasta es posible que lo considere una
de sus virtudes por que eso le hace flexible y capaz de adaptarse a muchos
tipos de personas. No obstante, tiene dificultades en establecer límites a las
demandas de los demás. Casi siempre dice “sí” cuando la gente le pide que haga
cosas irrazonables o cuando hace más de lo que puede en el trabajo. Además,
encuentra extremadamente difícil pedir a las personas que cambien su
comportamiento.
De
igual manera, se siente orgulloso de ser
capaz de servir a los demás, de ayudarlos y de estar atento a sus necesidades.
Las personas que se sacrifican tienen habilidades ejemplares para ayudar. Por
esta razón, es posible que trabaje en alguna profesión que implique cuidar a
los demás. No obstante, uno de los puntos débiles es que con frecuencia se
siente perdido, ya que no tiene en cuenta sus necesidades y prescinde de ellas.
La
subyugación disminuye su autoestima
porque siente que no tiene la suficiente autoridad para legitimar los derechos
que todas las personas reclaman en sus relaciones. Todo el mundo tiene derechos
excepto él mismo. Por ejemplo, si en un restaurante te sirven la cena fría, no
protestas al camarero, pero luego se queja sobre lo ocurrido.
Los
pacientes con subyugación con frecuencia no luchan por lo que quieren debido.
Centro de
Psicología María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6
Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
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630723090
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