El sentimiento principal es la presión. En tu vida no te
puedes relajar ni divertir. Siempre estás esforzándote, compitiendo para
triunfar. Luchas por ser el mejor en todo lo que haces, ya sea en la escuela,
en el trabajo, en los deportes, en las aficiones, en las citas o en el sexo.
Tienes que tener la mejor casa, el mejor coche, el mejor trabajo, ganar el
máximo dinero posible y parecer el más elegante o el más guapo, aparte de ser
genialmente creativo y organizado.
Las personas que tienen las normas inalcanzables como
trampa vital normalmente tienen éxito en todo lo que hacen, pero este éxito
sólo lo ven los demás. Las otras personas piensan que han conseguido mucho, pero
ellos dan sus éxitos por sentado y todo se reduce a lo que esperan de sí
mismos.
Los síntomas físicos de estrés, como el síndrome del
intestino irritable y los dolores de cabeza que suelen experimentar, son
habituales. Puedes tener la presión arterial alta, úlceras, colitis, insomnio,
fatiga, ataques de pánico, taquicardia, obesidad, dolor de espalda, problemas
en la piel, artritis, asma o cualquier otro problema físico.
Para ti, la vida es sólo hacer, es decir, la vida sólo se
reduce a trabajar o conseguir algún objetivo. Siempre te estás esforzando hasta
el borde de tus límites. Nunca existe la posibilidad de tomarte un respiro,
parar o disfrutar de las cosas. Todo, incluyendo las actividades que pueden ser
agradables, como las de ocio o el deporte, se vuelven una experiencia
horrorosa.
Las normas inalcanzables pueden generar una completa gama
de emociones negativas. Te sientes constantemente frustrado e irritado por no
satisfacer tus normas. Estás siempre enfadado y, por supuesto, experimentas
altos niveles de ansiedad. Te obsesionas con la siguiente cosa que tienes que
hacer bien. El mayor foco de tu ansiedad es el tiempo: tienes mucho que hacer y
muy poco tiempo. Siempre estás pendiente del reloj y sientes una constante
presión por el tiempo. Puedes estar deprimido por la tristeza de tu vida y por
el vacío que sientes.
Te preguntas por qué continúas esforzándote de esta manera,
pero por más agotado que estés, en vez de ir más despacio, aceleras y asumes
cada vez más responsabilidades. Parece que crees que al final alguno de tus
logros te va a llenar de satisfacción. No te das cuenta de que, tal como lo
enfocas todo, te es imposible sentir el genuino placer. Inevitablemente,
cualquier cosa que intentes conseguir toma el mismo aspecto, el mismo pesado sentimiento
de presión.
Crees en la posibilidad de éxito y que si continúas
esforzándote puedes conseguir el maravilloso estado de la perfección. Aunque es
probable que no te consideres con el suficiente éxito, sientes que estás
mejorando y que estás cada vez más cerca de tu objetivo. Este sentimiento de
progreso se mantiene.
Sin embargo, el estado de paz que esperas encontrar al
final de tu esfuerzo nunca llega. Incluso si llegara, seguro que encontrarías
alguna otra cosa, alguna otra norma inalcanzable para satisfacer. Es como si tu
trampa vital se reforzara así misma. En tu interior no estás cómoda a menos que
estés esforzándote. Esto no te hace feliz, pero es familiar.
Hay al menos tres tipos de variantes de las normas
inalcanzables. Quizá te identifiques con más de una; de hecho, te puedes
identificar con la tres al mismo tiempo:
1. La
compulsividad
2. La
orientación hacia el éxito
3. La
orientación a la posición social
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