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TRASTORNO POR USO DE ANSIOLÍTICOS/HIPNÓTICOS


LOS ANSIOLÍTICOS E HIPNÓTICOS

Los ansiolíticos e hipnóticos son los fármacos más prescritos, tanto en los trastornos psiquiátricos como en los trastornos adictivos; sin embargo, han suscitado una importante controversia, debido a sus potenciales consecuencias negativas (Guardia Serecigni, 2017)
La mayoría de los fármacos ansiolíticos e hipnóticos que se prescriben actualmente son benzodiacepinas (BZD) o bien los llamados fármacos Z (zolpidem, zopiclona, zaleplón), como inductores del sueño. Todos ellos presentan un cierto riesgo de abuso, particularmente las personas que tienen antecedentes de adicción al alcohol y/o las drogas (Informe del Grupo de Trabajo de la American Psychiatric Association, 1994).
Los ansiolíticos e hipnóticos son sustancias adictivas, ya que producen efectos de rebote, tolerancia, abstinencia y dependencia o adicción. El efecto rebote da lugar a un empeoramiento progresivo de los síntomas (de ansiedad e insomnio). El efecto de tolerancia induce a un incremento progresivo de las dosis diarias y un mayor impacto neuroadaptativo sobre los receptores GABA.
Una vez desarrollada la adicción, una reducción brusca de la dosis puede desencadenar un síndrome de abstinencia aguda de BZD. Y una nueva dosis -en estado de abstinencia- va a producir un poderoso efecto reforzador negativo que consolida e intensifica su condicionamiento adictivo.
Dosis elevadas de BZD, asociadas a otras sustancias que también producen enlentecimiento del Sistema Nervioso Central, como el alcohol, los analgésicos opioides y otros tranquilizantes, puede precipitar una sobredosis, potencialmente mortal, si la persona no recibe tratamiento urgente.
El consumo simultáneo, de bebidas alcohólicas y BZD, puede provocar síntomas de:
·         Ataxia
·         Incoordinación motora
·         Inestabilidad a la marcha y un mayor riesgo de sufrir caídas
·         Pérdidas de conciencia transitorias
·         Sobredosis y amnesia posterior
Todos estos síntomas pueden ser más graves en personas mayores.
Por otro lado, el consumo prolongado de BZD puede producir una disminución del rendimiento cognitivo y puede convertirse además en factor de riesgo de suicidio y de muerte por sobredosis accidental (Murphy, Wilson, Goldner y Fisher, 2016).
Bibliografía
Guardia, J., & Flórez, G. (s.f.). Guías clínicas basadas en la evidencia científica.


Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque

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