DERECHOS ASERTIVOS BÁSICOS
En
la literatura especializada en HH SS (Habilidades Sociales) se consideran derechos asertivos son aquellos que asumimos que tiene cualquier ser humano
por el hecho de serlo. Algunos, frecuentemente citados son:
- Buscar la
felicidad
- Intentar
cambiar las cosas que no nos gustan
- Mostrar
disconformidad por un trato injusto
- Hacer y
rechazar peticiones
- Ser
tratado con respeto
- Tener
nuestras propias opiniones y valores
- Elegir a
nuestros amigos, o estar solos cuando así lo deseemos.
Derechos asertivos básicos
(Smith)
1. El derecho a ser tu propio juez
Es
el principal derecho asertivo, del que se derivan todos los demás. Significa
que tienes derecho a tener tus propias opiniones y creencias;
a evaluar tus sentimientos y tu conducta, y a aceptarlos como
válidos si así te lo parecen, aunque a otros no les parezcan
aceptables1.
Ejercer
este derecho supone:
- Que te
pongas de acuerdo contigo mismo para decidir qué quieres
- Que
aprendas a juzgar tus acciones con claridad (sin exigencias y sin un
exceso de autoindulgencia)
- Que elijas
tú mismo tu escala de valores y tus principales metas2
- Que te
habitúes a actuar de acuerdo con todo ello.
Ser
tu propio juez, implica también:
- Reconocer
y ejercer tu derecho a juzgar, en última instancia, lo que eres y lo que
haces.
La
mayoría de las personas tienden a irritarse cuando los demás no actúan de
acuerdo con sus valores. Pero, si aceptamos que cada uno es su propio juez,
tendremos que estar de acuerdo en que cada uno trate de ser fiel a sí mismo, a
su forma de percibir y evaluar la realidad. Si cada persona ve las cosas de
determinada manera, es lógico que sienta y actúe de acuerdo con ello. La clave
radica en reconocer y respetar la singularidad de cada individuo y en aceptar
que todos tenemos derecho a tener nuestras propias opiniones. También conviene
recordar que las cosas pueden verse desde diferentes perspectivas.
Algunos
de esos valores y metas pueden ser: cuidar tu salud, ser feliz, mejorar tus HH
SS, ampliar tu círculo social satisfactorio, encontrar una pareja adecuada,
mejorar tu relación de pareja, etc.
Ejerciendo tu derecho a ser tu propio juez podrás:
- Decidir
qué valores eliges en cada momento y la prioridad que das a cada uno de
ellos en tu vida; adoptarlos en forma flexible, e ir revisándolos para
adaptarlos mejor a tus deseos y preferencias.
- Actuar
según lo que pienses tú, no en función de lo que opinen los demás.
- Establecer
tus propias normas para juzgar tu comportamiento.
- Asumir que
puedes elegir lo que piensas, sientes y haces, y considerarte responsable
de tu propia existencia, quitando esa responsabilidad a los demás.
- No dejarte
imponer valores externos que no respeten tu derecho a juzgar y a elegir tu
forma de pensar, sentir y actuar.
- Basar tu
escala de valores en tus deseos y preferencias.
- Liberarte
de la tiranía de los deberías, que te hacen vulnerable a las
manipulaciones de los demás.
- Recordar
que suele ser conveniente prestar atención a las opiniones de los otros,
pero que eres tú quien debe tomar tus decisiones.
- Habituarte
a juzgar tus necesidades, establecer tus prioridades y tomar tus propias
decisiones.
- Aprender a
rechazar peticiones, cuando así lo decidas, sin sentirte culpable.
- Atreverte
a expresar lo que piensas, sientes y quieres, sin temer excesivamente el
posible rechazo de los demás.
- Recordar
que cada uno es el máximo responsable de su vida.
- Afrontar
la posibilidad de que a algunos no les guste tu conducta asertiva.
- Ser
consciente de que no existe ningún modelo absolutamente válido de
comportamiento “bueno” o “malo”, aunque sí que hay diferentes formas de
pensar, sentir y actuar que cada uno puede elegir y que enriquecen o amargan
nuestra existencia.
- Aceptar
que los juicios que formules acerca de ti mismo, de las demás personas,
del mundo o del futuro, pueden no parecerles lógicos o razonables a otras
personas, pero
- quizá se
ajusten mejor a tu realidad, a tu personalidad, o a tu estilo de vida.
- Tener
claro que se trata de tu vida, por lo que te incumbe a ti más que a nadie.
Por tanto, es mejor que te traces tus propias metas, y que trates de ser
fiel a ti mismo, consiguiéndolas en lo posible.
Algunas creencias irracionales que pueden impedirte ejercer el derecho a
ser tu propio juez (Smith): ¡OJO!
·
“Si
no puedo convencer a los demás de que mis deseos son razonables, será porque
estoy equivocado o porque mis deseos no son aceptables”.
·
“Hay
que respetar los puntos de vista de los demás, sobre todo si tienen algún tipo
de autoridad; guardarse las diferencias de opinión para uno mismo; escuchar y
aprender”.
·
“No
debemos regirnos por nuestras propias ideas, sino por unas normas externas más importantes
y sabias que nosotros; ya que si no fuese por esas normas sociales acerca de lo
que debemos o no debemos hacer, no podríamos convivir armoniosamente”.
No necesitamos asumir esas normas externas (exigencias o deberías)
para relacionarnos eficazmente con los demás. Es mejor aceptar que nuestras
preferencias y aversiones (así como los de las otras personas) son una
justificación suficiente para intentar convencer a los otros, proponer una
negociación, llegar a acuerdos o pedir cambios de conducta.
2. El derecho a elegir si nos hacemos o no
responsables de los problemas de los demás
3. El derecho a elegir si queremos o no dar
explicaciones
4. El derecho a cambiar de opinión
5. El derecho a cometer errores
6. El derecho a decir “no lo sé”
7. El derecho a no necesitar la aprobación
de los demás
8. El derecho a tomar decisiones ajenas a
la lógica
9. El derecho a no comprender las
expectativas ajenas
10. El derecho a no intentar alcanzar la
perfección
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