EL TRASTORNO
OBSESIVO COMPULSIVO
Prevalencia
En los
Estados Unidos, el trastorno obsesivo compulsivo constituye el diagnóstico
psiquiátrico más frecuente, con una tasa de prevalencia
vital
del 2,5%. Esto significa que una de cada cuarenta personas –alrededor de
6.600.000 hombres, mujeres y niños de este país sufren un trastorno obsesivo
compulsivo.
El
65% de las personas con
trastorno obsesivo compulsivo desarrollan la enfermedad antes de los 25 años
y sólo un 15% lo hacen pasados los 35.
Incidencia
La incidencia
de la enfermedad es levemente superior en las mujeres. Sin embargo,
entre la población infantil, la proporción de niños con trastorno obsesivo
compulsivo es mayor que el de niñas, con una tasa de dos a uno (Niehous y
Stein, 1997).
¿Qué significa tal
estadística para la típica persona afectada por un trastorno obsesivo
compulsivo?
Simplemente
la confirmación de que no está sola. El enfermo tiende a mantener la
enfermedad en secreto. Debido a ello, no se percata de cuántos más comparten
su mismo problema. Mire alrededor la próxima vez que encuentre a una multitud congregada
en un partido de fútbol, un concierto, una calle peatonal, o
incluso esperando en una fila en una oficina pública. Una media de una de cada
cuatro personas que le rodean padece un trastorno obsesivo compulsivo.
El
trastorno obsesivo compulsivo existe en todas las culturas y continentes. Estudios
efectuados en otros cinco países –Canadá, Puerto Rico, Alemania, Corea y Nueva
Zelanda– revelaron un mismo porcentaje de personas con trastorno obsesivo
compulsivo (Niehous y Stein, 1997).
Inicio
El
inicio de los síntomas es generalmente gradual, aunque algunas personas
han informado de un comienzo súbito de la enfermedad. No
es
inusual que los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo aparezcan durante
períodos de estrés en el trabajo o el hogar. Las principales épocas de
transición, tal como salir por primera vez de casa, el embarazo, el
nacimiento de un hijo, el parto, el incremento en los niveles de responsabilidad,
los problemas de salud y el duelo pueden vincularse con el inicio o
empeoramiento de los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo.
Características
Las
obsesiones constituyen ideas, impulsos, imágenes o pensamientos persistentes
que se viven como inapropiados e involuntarios, y generan una ansiedad acusada.
La persona tiene la sensación de que el pensamiento no se encuentra bajo su
control y que no es el tipo de cognición que esperaría presentar. Con todo,
el individuo puede llegar a comprender que las obsesiones son producto de su
propia mente y no algo impuesto (Pedrick, 1997).
El
malestar del pensamiento o impulso obsesivo da lugar a intentos por contener o
neutralizar éste. A partir de ello, los sujetos desarrollan compulsiones. Las
compulsiones constituyen actos mentales, tal como repetir palabras en silencio,
rezar y contar, o conductas repetitivas, tal como ordenar, comprobar y lavarse
las manos. La función de una conducta o ritual compulsivos es reducir el
distress que acompaña a la preocupación o miedo obsesivos. Tiene el
efecto de contener, controlar o neutralizar la ansiedad. Las personas que
sufren un trastorno obsesivo compulsivo no obtienen placer o gratificación
alguna por el hecho de actuar sus compulsiones. Con frecuencia se sienten
impelidos a realizarlas con el fin de evitar alguna situación temida,
habitualmente dañar a otros, a menudo a sí mismos. Las compulsiones tampoco se encuentran
vinculadas de un modo realista con lo que pretenden neutralizar o evitar, o son
claramente excesivas (Pedrick, 1997).
Bibliografía
C., P.,
& M., H. B. (2003). Guía práctica del TOC. Pistas para su liberación.
Desclée de Brouwer.
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Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
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