El ejercicio de
autocontrol, personalidad y motivación
El ejercicio del autocontrol se suele vincular a un agente controlador que se llama “sí mismo” o “yo” en la literatura psicológica, que resulta ser una abstracción representativa del conjunto de repertorios funcionalmente unificado que integra el individuo (Skinner,1953/1971). Dichos repertorios son aprendidos y están unidos en base a una historia de reforzamiento común, o bien se organizan en torno a situaciones particulares, siendo combinados e interrelacionados gracias al lenguaje (Kanfer y Phillips, 1970, 1980). La personalidad viene a ser algo similar. Los constructos locus de control y autoeficacia percibida establecen una relación entre autocontrol y personalidad; y el constructo de necesidad de control se vincula con la motivación.
A)
El locus de control
En la
concepción de J. B. Rotter es central la
expectativa como percepción predictora del comportamiento. De esta
manera, dio por sentado que si el individuo percibe una
correspondencia relativamente permanente entre
su conducta y los cambios contingentes de una situación, atribuye los
resultados a su ejercicio de control interno. Si, por el contrario, percibe que
tal correspondencia es sólo ocasional o parcial, atribuye los resultados a la suerte.
Los correlatos de esta construcción explicativa para la personalidad son
evidentes:
un locus de
control interno implica mayor responsabilidad y
sentimiento de que uno puede influir en las circunstancias, con todas las
implicancias autorregulatorias que eso tiene a
nivel conductual (Visdómine y Luciaño, 2006).
B)
La autoeficacia percibida
Según
Bandura (1986, 1987), la manera cómo las
personas interpretan los cambios producidos por sus acciones les informa
sobre las consecuencias ambientales, y permite alterar tanto su entorno como
sus propias creencias. Estas creencias que tienen los individuos sobre sí
mismos son de singular importancia para el ejercicio del control y el
desarrollo de su competencia personal, permitiéndoles manejarse con eficacia.
En
suma, el conjunto de juicios que la gente hace respecto a su propia capacidad
para llevar a cabo ciertos desempeños compone lo que se llama autoeficacia
percibida, la cual se diferencia del locus de control en que además de
referirse a las creencias de las personas sobre los resultados de sus acciones, comprende también las creencias acerca de
las propias competencias.
C)
La necesidad de control
El
autocontrol puede relacionarse también con el campo motivacional, en cuyo caso
toma del nombre de necesidad de control, a la luz de la evidencia de que
los individuos comúnmente requieren percibir cierto control sobre su medio
ambiente, posiblemente tras experimentar los efectos negativos que su ausencia
produce. Constatado eso puede verse cuántos
recursos invierte la gente en restaurar el control cuando percibe que aquél
está siendo amenazado o recortado.
El poder
puede ser considerado como una manifestación social de la necesidad de control, dado que los individuos con alta motivación de poder
tienden a influenciar sobre decisiones
ajenas, a comportarse de manera asertiva, competitiva y agresiva, a buscar el prestigio y a utilizar a los demás en
beneficio propio (Peña, 2004).
Psicóloga Vecindario María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6
Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de
correos)
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