MATERNIDAD, MATERNAJE y MATERNALIZACIÓN
MATERNIDAD
El concepto de maternidad puede ser entendido como un fenómeno que excede
al hecho biológico; pues, al ser un proceso evolutivo y vital del
desarrollo, tanto biológico como psicológico de la mujer, puede verse como
una fase de su desarrollo psicoafectivo, que adquiere significados
culturales, sociales y psicológicos, caracterizados por su contexto histórico
(Oiberman, 2004).
Dentro de este concepto se comprende el embarazo, parto y
puerperio, así como, también, procesos del desarrollo vital, como:
pubertad, fecundación, parto, lactancia, crianza, educación y separación
(Ibíd.).
Oiberman, Santos y Nieri la consideran como: “Una crisis
vital y evolutiva, que produce un cambio psíquico, en la mujer y en el
hombre que van a ser padres” (2011, p. 16). Esta crisis activa una serie de
sensaciones, vivencias y emociones nuevas, que afectan al sistema familiar
(Oiberman, 2005).
MATERNAJE
El concepto de maternaje difiere de el de maternidad, en que comprende
al proceso psicoafectivo que se desarrolla e integra dentro de la maternidad.
Por lo tanto, es posible aclarar, que esta sería una fase del desarrollo
psicoafectivo de la mujer, y aquél, el conjunto de los procesos que se
desarrollan en ella, cuando vive la maternidad (Oiberman, 2004).
MATERNALIZACIÓN
Recamier (1984) considera al proceso de maternalización,
como un fenómeno del desarrollo psicobiológico de la mujer, el cual evoluciona
en la experiencia psíquica inconsciente de su historia personal, subordinado a
la identificación con su propia madre. No obstante, se sostiene que, en la
maternidad, no siempre existirá un proceso de maternalización, debido a que,
muchas veces, puede ser interferido por los mecanismos defensivos, propios de
la estructura de personalidad de la mujer y, no necesariamente, se desarrollará
en la primera maternidad. También aclara, que este proceso
psicobiológico -amor maternal- es ambivalente, ambiguo y complejo, y
se refleja en las etapas evolutivas del bebé dentro de la realidad psíquica de
su madre.
Esto último, afirma que el amor maternal no es un
sentimiento puro e ideal ni, mucho menos, simple y carente de conflictos,
pues presenta una estrecha relación entre el amor, la agresividad, el
investimento y el reconocimiento del otro, como también, la confusión con él
(Fiszelew y Oiberman, 1995).
Esta idea se contrapone a la posición de Freud (1905),
cuando considera el amor maternal como el único sentimiento no ambivalente.
La madre adquiere una importancia única, inalterable y permanente con el objeto
de amor más importante dentro de su vida psicoafectiva y, a la vez, determinará
sus posteriores relaciones amorosas. Esta idea no es compartida por
Winnicott, quien alega la ambivalencia del sentimiento maternal en los primeros
meses de vida del niño: “En fin, ese resentimiento de fondo puede
resonar más fuerte, cuando la madre es, para su bebé, la persona que siente, no
sin razón, el gran poder de vida o muerte sobre el otro” (Winnicott,
1984: 43).
Bibliografía
Cabezas, A. (2011). La reactivación de abuso sexual
infantil en la maternidad. Psicoanálisis XXIII, 59-67.
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