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Psicóloga Vecindario PSICOTERAPIA SOMATOSENSORIAL: Funcionamiento del cerebro como un todo integrado

 


El funcionamiento del cerebro como un todo integrado

·      El cerebro reptiliano, el primero en desarrollarse desde una perspectiva evolutiva, regula la activación fisiológica, la homeostasis del organismo y los impulsos reproductores, y se relaciona a grandes rasgos con el nivel sensoriomotriz del procesamiento de la información, incluidas las sensaciones y los impulsos motrices programados. 

·      El cerebro límbico se encuentra en todos los mamíferos, circunda el cerebro reptiliano e interviene en la emoción, la memoria, determinadas conductas sociales, y el aprendizaje (Cozolino, 2002). 

·      El cerebro neocórtex es el último en desarrollarse filogenéticamente. Posibilita el procesamiento cognitivo de la información, incluido el autoconocimiento y el pensamiento consciente, y abarca grandes porciones del cuerpo calloso, que une el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo del cerebro (MacLean, 1985) y ayuda a consolidar la información (Siegel, 1999). Los tres niveles de procesamiento de la información cognitivo, emocional y sensoriomotriz se correlacionan a grandes rasgos con los tres niveles de la arquitectura cerebral. 

A partir de cada uno de estos cerebros se originan diferentes tipos de conocimiento:

·      El cerebro reptiliano genera un “conocimiento conductual innato: tendencias de acción y hábitos instintivos básicos relacionados con cuestiones primitivas tales como la supervivencia” (Panksepp, 1998, p. 43). 

·      El sistema límbico brinda un “conocimiento afectivo: sentimientos subjetivos y respuestas emocionales a los hechos del mundo” (Panksepp, 1998, p. 43). 

·      El neocórtex genera un “conocimiento declarativo enunciativo... información proposicional respecto del mundo” (Panksepp, 1998, p. 43). 

Panksepp clarifica adicionalmente la interrelación conductual y funcional entre estos tres “cerebros”: 

El núcleo reptiliano más interno del cerebro elabora los planes de acción instintivos básicos correspondientes a los procesos afectivos primitivos tales como la exploración, la comida, las demostraciones de dominio agresivo y la sexualidad. El cerebro veteromamífero, o sistema límbico, añade una resolución con- ductual y psicológica a todas las emociones e interviene especí- ficamente en las emociones sociales tales como la angustia de separación/la vinculación social, el juego, y los cuidados maternos. El altamente desarrollado córtex neomamífero genera las funciones cognitivas superiores, el razonamiento y el pensamiento lógico (p. 43). 

Así pues, cada uno de los tres niveles del cerebro tiene su propia forma de “entender” el entorno y responde al mismo en consonancia con ello. Un determinado nivel en particular se puede volver dominante y anular a los demás, dependiendo de las condiciones internas y de las condiciones ambientales. Al mismo tiempo, estos tres niveles son mutuamente dependientes y están mutuamente entrelazados (Dama- sio, 1999; LeDoux, 1996; Schore, 1994), funcionando como un todo unificado, con el grado de integración correspondiente a cada uno de los niveles de procesamiento afectando a la eficacia de los restantes niveles. Señalan Fisher, Murray y Bundy (1991): 

El cerebro funciona como un todo integrado, pero consta de distintos sistemas que están organizados jerárquicamente. Las funciones integradoras de “nivel superior” evolucionaron a partir de las funciones inferiores y dependen de la integridad de las estructuras de “nivel inferior” y de la experiencia sensoriomotriz. Se considera que los centros superiores (corticales) del cerebro serían los responsables de la abstracción, la percepción, el razonamiento, el lenguaje y el aprendizaje. La integración sensorial y la asociación intersensorial, por contraste, acontece principalmente dentro del ámbito de los centros inferiores (sub- corticales). 

Se considera que: 1) las áreas inferiores del cerebro se desarrollan y maduran antes que las estructuras de nivel superior; 2) el desarrollo y el funcionamiento óptimo de las estructuras de nivel superior depende, en parte, del desarrollo y el funcionamiento óptimo de las estructuras de nivel inferior (p. 16). 

El procesamiento sensoriomotriz incluye los cambios físicos en respuesta a los estímulos entrada de información sensoriales, las pautas de acción fijas que se observan en las defensas, los cambios en la respiración y el tono muscular, y la activación del sistema nervioso autónomo. Con su base en las estructuras cerebrales inferiores, más antiguas, el procesamiento sensoriomotriz depende en su forma de funcionar de un número relativamente más elevado de secuencias fijas de pasos. Algunas de estas secuencias fijas son bien conocidas, tales como el reflejo de alarma y la respuesta de ataque/fuga. Las secuencias más simples las constituyen los reflejos involuntarios (p. ej.el reflejo rotuliano), que son los más rígidamente fijados y determina- dos. Más complejas son las pautas motrices que aprendemos en los primeros años, tales como andar y correr, y que más adelante se convierten en algo automático. En los ámbitos cognitivo y emocional más altamente evolucionados, encontramos cada vez menos secuencias fijas de pasos y más complejidad y variabilidad de respuestas

Panksepp (1998) relaciona esta variación en la complejidad con el sistema operativo de un ordenador: 

Las funciones superiores son característicamente más abiertas, mientras que las inferiores son más reflejas, estereotipadas y cerradas. Por ejemplo, las funciones vitales básicas del cerebro aquellas que regulan las funciones corporales orgánicas tales como la respiración se organizan en unos niveles muy bajos. Los niveles superiores permiten un control cada vez más flexible de dichas funciones inferiores... Por poner una analogía con los ordenadores... las funciones inferiores se asemejan a los “sis- temas operativos” asociados a la memoria de sólo lectura (ROM), los cuales son esenciales para que los ordenadores puedan hacer algo coherente, mientras que las funciones superiores se aseme- jan al espacio asociado a la memoria de acceso aleatorio o direc- to, lectura/escritura (RAM), donde se pueden hacer computaciones cada vez más complejas. A medida que disponemos de más espacio RAM, los mismos sistemas operativos pueden ir cada vez más lejos. La relativa abundancia de espacio tipo RAM en los seres humanos contribuye a explicar la complejidad y la sofisticación de las habilidades humanas (p. 77). 

La flexibilidad y la abstracción de la respuesta aumentan en el nivel cognitivo superior de procesamiento; la mayor fijeza y concreción de la respuesta aumentan en el nivel sensoriomotriz. El procesamiento emocional quedaría en el medio, no siendo ni tan flexible como el procesamiento cognitivo ni tan fijo como el procesamiento sensoriomotriz. 

No siempre los tres niveles del cerebro pueden funcionar bien con- juntamente (MacLean, 1985). Tras la ocurrencia del trauma, la inte- gración del procesamiento de la información a nivel cognitivo, emo- cional y sensoriomotriz suele verse afectada. La desregulación de la activación fisiológica puede regir el procesamiento emocional y cognitivo de la persona traumatizada, haciendo que las emociones se intensifiquen, los pensamientos se rumien, y se malinterpreten los estímulos ambientales actuales confundiéndolos con los correspondientes al trauma del pasado (Van der Kolk, 1996a). 

Por ejemplo, una paciente a la que se le acelera el pulso ante la vista de un hombre alto, obeso y de mediana edad (similar en apariencia física a su tío, que abusó de ella) y que siente la sensación somática de querer echar a correr, es probable que interprete que dichas reacciones sensoriomotrices significan que corre peligro. A continuación puede ver que le viene el pensamiento de que “Este hombre es peligroso”. Es probable que, a su vez, este pensamiento contribuya a aumentar la tasa cardíaca y la tensión en las piernas y los pies, generando más pensamientos del tipo de “Tengo que salir de aquí” y avivar las emociones de miedo y terror relacionadas con el trauma. Estas emociones y reacciones sensoriomotrices socavan todavía más su capacidad de valorar objetivamente la realidad actual. 

Bibliografía

Ogden, P., Minton, K., & Pain, C. (2009). El trauma y el cuerpo. Un modelo sensoriomotriz de terapia. Bilbao: Desclée de Brouwer.

 

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