ESTRATEGIAS DE AUTORREGULACIÓN
Una vez detectada la discrepancia (situación actual-deseada) se pasa a la acción para reducirla para lo cual son necesarias varias estrategias:
1) Subdividir la meta final en metas parciales. La persona puede ir valorando los logros paso a paso, lo cual les permite obtener evaluaciones positivas sobre el self, lo cual, a su vez, facilitará que se siga reforzando para conseguir la meta final.
2) Que la meta sea importante para el individuo y que esté integrada en su sistema motivacional, es decir, que sea congruente con otras metas y valores de la persona. El tesón o perseverancia de la conducta dirigida a meta es mayor cuando las metas son valoradas o importantes para el individuo. Por otra parte, el valor de la meta se deriva, entre otros aspectos en que la meta sirva para conseguir otras metas o necesidades de orden superior.
La importancia o valor de la meta está íntimamente ligado al compromiso, que se define como el grado en que el individuo está dispuesto a esforzarse para lograr la meta. Las metas más valoradas se asocian a mayor compromiso o mayor intensión de esfuerzo de ahí que se asocie a mayor perseverancia de la conducta dirigida a meta. Sin embargo, el hecho de que la persona esté comprometida con la meta o tenga la intención de llevarla a cabo es necesario para la acción, pero no suficiente por lo menos cuando se trata de metas complejas y por ello, no siempre que existe una intención de esfuerzo se da acción.
3) Que existe congruencia entre las metas que está intentando conseguir y las metas o necesidades de orden superior, de cara al inicio o mantenimiento de la conducta dirigida a meta. Las metas intrínsecas (dirigidas a conseguir lo que el individuo verdaderamente necesita) se asocia con mejor rendimiento que las extrínsecas.
El cambio de conducta es difícil de iniciar y sobre todo de mantener cuando se trata de largos períodos de tiempo. Las estrategias de autorregulación son esenciales para el inicio de la conducta dirigida a meta, pero sobre todo para mantener la conducta por largos periodos de tiempo.
El logro de metas siempre implica hacer algo (estudiar) o dejar de hacer algo (no ver TV) o ambas. Para conseguirlo tendrá que:
· Evitar distracciones
· Posponer gratificaciones
· Resistir tentaciones
· Inhibir respuestas automáticas
· Cambiar hábitos de comportamiento
Las estrategias de autorregulación sirven para estos propósitos.
Estrategias para demorar la gratificación
Todas las metas que se prolongan en el tiempo requieren la renuncia a gratificaciones inmediatas. La demora de la gratificación constituye un constructo subordinado a otro más amplio denominado resistencia a la tentación.
Las tentaciones son posibilidades atractivas que se pueden considerar metas alternativas que aportan premios más inmediatos, pero menos importantes.
Paradigma de la demora de la gratificación: Se muestra un producto consumible (galleta) a los participantes, normalmente niños y se les presenta un dilema: esperar a que vuelva y se le dan dos o tocar la campana inmediatamente y se le da una. La capacidad de autocontrol o autorregulación de demorar la gratificación se mide por el tiempo que tarda cada niño en tocar la campana. Los resultados de este paradigma:
· Cuando la recompensa está presente, esperan muy poco para tocar la campana. No muestran capacidad par inhibir sus respuestas impulsivas.
· Cuando la recompensa está presente pero no resulta sobresaliente (se tapa con un paño o se guarda en el armario) son capaces de esperar bastante tiempo.
· Aunque esté presente y sobresaliente si se emplea una estrategia interna de autorregulación, como es desplegar la atención fuera del objeto (focalizarse en otra cosa) son capaces de esperar más tiempo.
· A pesar de la exposición a la recompensa, la mayoría son capaces de esperar el tiempo requerido si se distraen con algún objeto externo como un juguete. La eficacia del distractor depende de lo interesante que resulte para la persona.
· La distracción cognitiva autogenerada como pensar en cosas divertidas permite demorar la gratificación hasta el tiempo requerido.
· Eran capaces de esperar la totalidad del tiempo cuando pensaban en aspectos no consumatorios del producto (tamaño, envoltorio...) mientras que no lo eran cuando pensaban en los consumatorios.
Además de no exponerse directamente a los objetivos deseados, la estrategia más importante para demorar la gratificación o resistir a la tentación es el manejo adecuado de los recursos atencionales:
· No focalizar la atención en los objetivos que constituyen la gratificación sobre todo en los aspectos consumatorios.
· Distraerse empleando tanto otros objetivos o tareas que resulten atractivas o mediante pensamientos autogenerados.
Los aspectos consumatorios son las características que hacen que sean deseables o tentadores los objetivos o metas que se quieren conseguir. Estos aspectos deseables pueden cambiar dependiendo del objeto o meta que se quiera lograr y por tanto, primero tienen que ser identificados en función de cada contexto particular, para que después los recursos atencionales se puedan dirigir a aquellos aspectos más convenientes.
Centrarse en estos aspectos consumtorios o deseables no es aconsejable, cuando lo que se quiere es posponer una gratificación, resistir una tentación o dejar de realizar una conducta, pero sí es una buena estrategia cuando se pretende instaurar esos comportamientos en el repertorio conductual ya que así se facilitaría el inicio del comportamiento.
Estrategias de planificación e implementación
La flexibilidad que permite cambiar la ruta cuando se fracasa, también implica que, una vez elegida una meta, las personas tienen que decidir cómo conseguirla. Una estrategia eficaz es planificar anticipadamente qué conducta se va a iniciar, cuándo se va a iniciar y por cuánto tiempo se va a mantener. La función de los planes es facilitar la ejecución de la tarea.
La planificación o implementación se basa en la identificación previa de qué conductas son las más instrumentales o adecuadas para lograr las metas, qué situaciones son las más favorables para llevarla a cabo y permite crear un vínculo asociativo entre situaciones y conducta.
La planificación e implantación de la intención es especialmente efectiva cuando se emplea el formato “si...entonces” (si estoy estudiando entonces apagaré el teléfono; si quiero evitar comprar cocaína entonces no dispondré de dinero en efectivo). De esta manera se vinculan las situaciones críticas con la conducta dirigida a meta.
Estudios han demostrado que la planificación es:
· Una estrategia eficaz para el logro de metas
· Útil para el logro de metas cuando las personas puntúan bajo en responsabilidad y/o tienen dificultades para regular su comportamiento.
· Los efectos de la implementación son más fuertes cuando las tareas son difíciles
· La implementación es una estrategia muy útil para el logro de metas, pero sólo cuando tienen intención de llevarla a cabo
La planificación también se denomina implementación de la intención ya que se refiere a la puesta en marcha de una intención del individuo de perseguir una meta. La intención es condición necesaria para que la planificación sea efectiva en el inicio y mantenimiento de la conducta dirigida a meta, pero no suficiente. Existen bajas correlaciones entre intención y conducta. Pueden tener intención, pero luego fallar en ponerse en marcha. Por tanto, la planificación es útil una vez que tienen la intención o compromiso con la misma.
La estrategia de implementación es efectiva para evitar distracciones y es eficaz para suprimir respuestas habituales, inhibir respuestas automáticas como las derivadas de los estereotipos o prejuicios, vencer tentaciones, proteger interferencias derivadas de tareas precedentes de carácter antagónico. Es muy eficaz tanto par iniciar como para mantener la conducta durante largos períodos de tiempo.
A) Procesos subyacentes a la implementación
Se ha sugerido que el hecho de hacer una planificación aumenta el grado de compromiso y en la meta o intención de esfuerzo la percepción de autoeficacia. Por tanto, estos dos factores (compromiso y percepción de autoeficacia) serían los determinantes últimos del logro de las metas. Sin embargo, la investigación ha mostrado que los cambios en la intención y en la percepción de autoeficacia no son los responsables de las relaciones entre implementación y logro de metas. Por el contrario, hay evidencias empíricas de que los efectos beneficiosos de la planificación o implementación en el logro de las metas se basan en mecanismos o procesos:
1) Incremento de la accesibilidad de las claves situacionales específicas
La planificación e implementación de la intención implica la selección de características de las situaciones que son buenas oportunidades para actuar. Las claves que pueden señalar una buena oportunidad para actuar pueden pasar desapercibidas, porque el individuo tiene focalizada su atención en otras cosas (preocupación, atención consciente a otras metas...) o porque no son obvias a primera vista o sólo están disponibles un período corto de tiempo.
Sin embargo, cuando las situaciones críticas o relevantes se han especificado mediante la planificación, estas situaciones no escapan a la atención del individuo.
Se postula que el hecho de especificar las claves situacionales que son buenas oportunidades para actuar provoca que su representación mental se active más fácilmente y que, por lo tanto, sea más accesible, es decir, una parte de los efectos de la implementación se basan en el aumento de la accesibilidad de las señales críticas de la situación seleccionada. El componente “si” de la implementación facilita la ruta planificada de la meta incrementando la accesibilidad de las señales especificadas.
2) Fuerza de la asociación entre claves situacionales y las conductas
La planificación permite crear un vínculo entre la situación critica y la conducta dirigida a meta de manera que la conducta se inicia cuando la situación oportuna se presenta. Esta conducta que se inicia, lo hace de forma inmediata, es efectiva, no consume apenas recursos, no requiere la atención consciente cumpliendo todos los requisitos de conducta automática.
Esta conducta sería semejante a un hábito que se forma después del repetido emparejamiento de la situación critica y la conducta. Sin embargo, es diferente de los hábitos porque mediante la planificación no se requiere el emparejamiento reiterado, sino que la automatización se produce de forma inmediata por ello, se dice que la planificación constituye una estrategia de automatización o una manera instantánea de instaurar hábitos.
La implementación que emplee claves situacionales que sean complejas o ambiguas sería menos efectiva debido a que esas claves serían más difíciles de codificar.
B) Planificación y flexibilidad
La conducta dirigida a metas se caracteriza por su flexibilidad porque existen muchas maneras de lograr las metas.
Bibliografía
Bermúdez, J., Pérez, A. M., Ruiz, J. A., Sanjuán, P., & Rueda, B. (2011). Psicología de la personalidad. Madrid: UNED.
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