Lista de sus debilidades
Coja una hoja de papel en blanco y haga dos columnas. En la de la izquierda escriba cada apartado que tuvo una calificación negativa en el “Inventario sobre el concepto de sí mismo”. Deje tres líneas entre cada apartado a fin de dejar suficiente espacio para volver a escribir y hacer cambios. No hay nada malo en tener defectos. Todo el mundo los tiene. No hay en la tierra una sola persona que no tenga una lista de cosas en las que le gustaría ser diferente. El problema no es tener esta lista, sino la forma en que usted utiliza sus debilidades para autoataques destructivos. Decir que usted oculta su cólera con sus amigos es una valoración razonable. Pero condenarse como una «persona falsa con los amigos», socava su autoestima. Tener presente el tamaño de la cintura y que se quieren perder 6 cm es una valoración realista de algo que quiere cambiar. Pero decir que tiene una «barriga gorda» es como clavar alfileres en su sentido de valor personal. Son cuatro las reglas que debe seguir cuando empieza a revisar los aspectos de su lista de debilidades.
1. Utilice un lenguaje no peyorativo. Hay que cambiar la descripción «dentadura de caballo» por «dientes de delante salidos». Hay que cambiar lo de «atontada por teléfono» por «me siento incómoda cuando veo que la gente no me comprende; me pongo algo nerviosa por teléfono». Lo de «comprar idiotamente» debe reformularse por «hago demasiados viajes a la charcutería porque compro justo lo que necesito para cenar cada noche».
Repase su lista y elimine todas las palabras que tengan connotaciones negativas: estúpido, pegajoso, ramplón, gordo, feo, etc. Estos términos deben desterrarse de su vocabulario de autodescripción. Estas denominaciones negativas, como las pirañas, no son muy peligrosas cuando ocasionalmente se presentan de forma aislada. Pero en una gran avalancha pueden devorar literalmente su autoestima.
2. Utilice un lenguaje preciso. No exagere ni embellezca los rasgos negativos. Revise los aspectos de su lista de debilidades para que sean puramente descriptivos. Limítese a los hechos. El término «muslos gordos» es, además de peyorativo, inexacto. La descripción exacta sería «muslos de 45 cm». «Torpe con el papeleo» es otro término inexacto. Se puede reformular como «ocasionalmente me olvido de escribir cosas en las hojas de pedido». La caracterización como «indecisa» la reformuló como «tendencia a seguir a las personas con una opinión fuerte». En cuanto a lo de ser «ilógica», se dio cuenta de que era idea de su marido y que en realidad no se consideraba «ilógica».
3. Utilice un lenguaje específico en vez de general. Elimine términos como todo, siempre, nunca, totalmente, etc. Reescriba la lista de forma que su descripción se limite a la situación, marco o relación particular donde aparece el rasgo.
Las invectivas generales como «no puedo poner límites o decir no» se deberían revisar para reflejar sólo las relaciones específicas en las que surge el problema. Hay que darse cuenta de que, así expresado, es sencillamente falso. Puede decir que no a los vendedores, a los hijos, a su madre y a los vecinos que le hacen peticiones imposibles. Pero puede tener problemas para fijar límites con su marido y con algunas amigas íntimas. En este caso se podría redescribir como «dificultad en decir no a mi marido y amigas íntimas cuando necesitan o piden ayuda».
También se puede reescribir el rasgo «utilizo la culpa para conseguir que los hijos hagan las cosas». Puede que sean sólo dos situaciones principales en las que se da el problema. «Hago a los chicos sentirse mal cuando se pegan o cuando no visitan a sus abuelos».
El rasgo «odio estar sola» puede cambiarse por «me pongo nerviosa y ansiosa cuando estoy sola en casa después de las ocho o nueve de la noche».
«Pierdo todo» se puede cambiar por «ocasionalmente pierdo las llaves o el jersey».
El hecho de especificar una debilidad hace que parezca menos global y maligna. Su problema no es ya general. Usted reconoce que se da sólo en determinadas ocasiones y con determinadas personas.
4. Encuentre excepciones, o dotes correspondientes. Este es un paso esencial para aquellos aspectos que realmente le hacen sentir mal sobre sí mismo. Por ejemplo, si es consciente de que tiene problemas en pedir lo que quiere. Su crítica patológica utiliza esto con frecuencia como munición para atacar su noción de valía personal. Reformular el aspecto indicando primero algunas excepciones: «Soy razonablemente afirmativa con los colaboradores, con mis amigas Bárbara y Julia y con los chicos. Pero no con mi marido u otros amigos».
Otro aspecto puede ser el epíteto «perezosa mental». Se puede reformular este aspecto reconociendo áreas de pensamiento en las que no tenía ningún interés y añadiendo luego una excepción importante: «Me aburren las cuestiones políticas y filosóficas, el pensamiento abstracto. Me gusta pensar en las motivaciones e impulsos subyacentes a la conducta humana».
El aspecto «torpe en la discusión y el debate». Se puede reformular «No tengo suficientes argumentos o un instinto de machacar. Lo que me gusta, sin embargo, es que no tengo por qué tener la razón siempre. No me siento derrumbada cuando la gente discrepa de mí».
Ahora es el momento de revisar cada debilidad del lado izquierdo de la lista. Hágalo minuciosamente, tomándose todo el tiempo necesario. Esta es una tarea extremadamente desafiante. Estará usted dando un paso decisivo hacia el cambio de las autoevaluaciones negativas que le hacen sentir mal. Recuerde que cada aspecto revisado debe:
1) eliminar todos los términos peyorativos,
2) ser preciso y puramente fáctico,
3) eliminar las descalificaciones generales en favor de las situaciones específicas en las que se dan las debilidades, y
4) incluir el mayor número posible de excepciones y dotes correspondientes que pueda imaginar.
Bibliografía
McKay, M., & Fanning, P. (1991). Autoestima. Evaluación y mejora.
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